Conspiración contra Lisbeth Salander1.
Pactos urdidos entre estados y
grupos de extrema que incitan a desafiar
la ética jurídica para hacer justicia
Sandra Marcela Acero Soto*
mn
Conspiracy against Lisbeth Salander.
Covenants hatched between states and
groups that incite extreme challenge
legal ethics for justice
Resumen
Este trabajo hace un análisis de la obra literaria La reina en el palacio de las corrientes de aire, parte de la trilogía escrita por Stieg Larsson y publicada en 2005 luego de su repentina muerte como consecuencia de un infarto. La obra se desarrolla en un contexto de odio, corrupción, muertes violentas y personajes siniestros, que recuerdan la producción y reproducción de violencias y abusos propios de las sociedades humanas a lo largo de la historia. Un texto que gira su mirada hacia las deficiencias de sistemas legales que no garantizan los derechos individuales, y que refleja el protagonismo de políticos corruptos que llevan al límite sus intereses, facturando engaños, fraudes, violaciones y homicidios entre muchos otros delitos. Una historia que permite hacer una interesante reflexión acerca de la utilización de medios ilegales y la recolección de pruebas al margen de la cadena procedimental legal establecida, como única esperanza de justicia para Lisbeth Salander, victimizada en un Estado de derecho, por el sistema, por el Gobierno y por su propio padre, Alexander Zalachenko, un ex agente ruso, protegido por el régimen mientras brinda información de contraespionaje al gobierno de Suecia.
Palabras clave: Corrupción gubernamental, Derechos ciudadanos; Garantías constitucionales; Grupos de poder; Mafias; Empresas criminales; Ética jurídica.
Abstract
This paper makes an analysis of the literary work The Queen in the palace of drafts, some written by Stieg Larsson, published in 2005 after his sudden death from a heart attack trilogy. The play takes place in a context of hate, corruption, violent deaths and sinister characters, reminiscent of the production and reproduction of violence and abuse themselves throughout human history societies. A text that turns his gaze to the shortcomings of legal systems which do not guarantee individual rights, and reflects the role of corrupt politicians who push the limits his interests, billing scams, frauds, rape and murder among other crimes. A story that can make an interesting reflection on the use of illegal means and collecting evidence outside the legal procedural chain established as the only hope for justice for Lisbeth Salander, victimized in the rule of law, by the system, the Government and his own father, Alexander Zalachenko, a former Russian agent, protected by the regime while providing counterintelligence information to the Swedish Government.
Keywords: Government corruption, Citizens rights, Constitutional guarantees, Power groups, Mafias, Criminal enterprises; Legal Ethics.
Fecha de presentación: 8 de octubre de 2012. Revisión: 31 de octubre de 2012. Fecha de aceptación: 4 de diciembre de 2012.
ef
Su nombre es Lisbeth Salander y Suecia la ha conocido
por las ruedas de prensa de la policía y los titulares de los
periódicos vespertinos, tiene 26 años de edad y mide un metro y
medio. La han descrito como psicópata, asesina y lesbiana satánica.
Apenas ha habido límites para las fantasías que se han vendido
sobre su persona. En este número, Millennium cuenta la historia
de cómo unos funcionarios del Estado conspiraron
contra Lisbeth Salander para proteger a un asesino
patológicamente enfermo. Alexander Zalachenko2.
Preliminar
El cuestionamiento de las sociedades y sus gobiernos yace cada vez mas en la reconfiguración permanente del crimen organizado que permea escenarios restringidos a élites políticas y económicas de países con altos niveles de corrupción, posicionándose como actor estratégico para debilitar las estructuras y el orden legal e institucional, a través de una “concesión de violencias silenciosas” que transgreden constantemente los derechos del inmenso porcentaje de personas y comunidades, que por supuesto no participan de esos círculos delictivos.
La soslayada instalación de esas “empresas criminales” que ofrecen servicios ilegales tanto en las esferas estatales como al contexto de privados poderosos, trae inmersa una impecable articulación y un cálculo cuidadoso que permiten evaluar medios y fines beneficiosos para quien haga uso de dichos servicios non sanctus, y que posteriormente soportarán con discursos de desarrollo y seguridad nacional para legitimar los detrimentos “necesarios para alcanzar el estado de bienestar de un pueblo”. Pero cuando se atraviesan las porosas fronteras entre los derechos de los ciudadanos y gobiernos corruptos que buscan su estabilidad y permanencia en el poder a cualquier precio, la incertidumbre impide que dichos administradores de la autoridad cumplan su papel de regulador, advirtiendo un claro sesgo a favor de intereses particulares, mientras se observa cómo se vulneran de manera sistemática las garantías constitucionales de grupos y personas, que no pertenecen a círculos económicos o políticos poderosos, en los que la exigibilidad de los derechos es oportuna y siempre viable.
Desafortunadamente escenarios de esta naturaleza, comprometen frecuentemente a mandatarios nacionales y locales, funcionarios gubernamentales y servidores públicos, que como consecuencia de sus actuaciones al margen de las leyes establecidas, terminan por borrar la línea que los diferencia de las mafias y las empresas criminales. Pertenecer a este tipo de círculos con intereses oscuros, supone contar con herramientas legales siempre disponibles para su defensa así como lograr efectos contundentes de sus decisiones aunque éstas sean arbitrarias. En este sentido, enfrentarse a éstos poderosos en juicios legales buscando equidad desde la orilla de “imputado requerido como garante de otros intereses particulares”, advierte en muchas ocasiones, que para demostrar la inocencia del acusado se debe acudir a estrategias como la identificación y el señalamiento de cualquier error cometido por dichos poderosos, encontrándose con franjas que pueden desbordar la aplicación del derecho y precipitar a víctimas y defensores a bordear la ética jurídica para acercarse a la justicia.
Siguiendo lo anterior, este documento hace un análisis de la obra literaria La reina en el palacio de las corrientes de aire, que hace parte de la trilogía escrita por Stieg Larsson (1954-2004)3 y publicada en 2005 luego de su repentina muerte como consecuencia de un infarto. Esta obra concebida en el marco de la novela negra, se desarrolla en un contexto de odio, corrupción, muertes violentas y personajes siniestros, que recuerdan la producción y reproducción de violencias y abusos propios de las sociedades humanas a lo largo de la historia. Un texto que gira su mirada hacia las deficiencias de sistemas legales que no garantizan los derechos individuales, y que refleja el protagonismo de políticos corruptos que llevan al límite sus intereses, facturando engaños, fraudes, violaciones y homicidios entre muchos otros delitos. Una historia que permite hacer una interesante reflexión acerca de la utilización de medios ilegales y la recolección de pruebas al margen de la cadena procedimental legal establecida, como única esperanza de justicia para Lisbeth Salander, victimizada en un Estado de Derecho, por el sistema, por el gobierno y por su propio padre; Alexander Zalachenko, un ex agente ruso, protegido por el régimen mientras brinda información de contraespionaje al gobierno de Suecia.
Novela negra, derecho y sociedad
Lo que yo deseaba por encima de todo era conseguir la parte que faltaba de la nota [...] sabía que Alec la había arrancado de la mano del difunto y estaba casi seguro que la habría metido en el bolsillo de su bata [...] era desde luego de la mayor importancia, que no se les recordase a los Cunningham la existencia de aquel papel, pues de lo contrario era lógico pensar que lo destruirían sin tardanza [...] El inspector estaba a punto de hablarles de la importancia que le atribuíamos al papel, cuando por la más afortunada de las casualidades, fui víctima de una especie de ataque y de este modo cambió la conversación [...] Más tarde dirigiéndose a mi, exclamó el coronel, riéndose, –¡Válgame el cielo!, ¿Quiere decir que nuestra compasión estaba injustificada y que su ataque fue una impostura? [...] luego de entender la farsa [...] cuando me recuperé me las arreglé mediante un truco, cuyo ingenio tal vez revistiera escaso mérito, para que el viejo Cunningham escribiese la palabra twelve a fin de que yo pudiera compararla con el twelve escrito en el papel4.
Resulta ilustrativo este aparte de Las memorias de Sherlock Holmes para recordar que la base de la novela negra se encuentra en la ficción policiaca clásica de Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930), Edgar Allan Poe (1809-1849) o Agatha Christie (1890-1976), entre otros. Narraciones de “perdigueros y perseguidos” enmarcadas en el mundo del crimen en medio de escenarios lúgubres y sombríos, llenos de injusticias, violencia, miedo y corrupción; que dejan en un plano menos importante la resolución de los misterios mediante la aplicación de procedimientos legales, para darle especial énfasis a la búsqueda de la verdad aunque se tenga que recurrir a medios no convencionales.
Es de hecho una de las condiciones primordiales en el contexto de este tipo de obras, y que tal como lo expone José Luis de la Fuente,
explica cuánto de curiosidad intelectual alberga el ser humano como si persiguiera el nuevo Grial de la era post racionalista [...] [señala además que] el no optar por la búsqueda de la verdad en un caso que subvierte el orden social, no sólo precipitaría o provocaría el caos, sino que desvelaría o denunciaría la cobardía humana para hacer frente a sus fantasmas sociales5.
Perogrullada, pero en un mundo en el que los abusos en materia de derechos humanos siguen siendo protagonistas, advertir de soslayo la justicia y la verdad aunque sea desde las obras literarias, puede llegar a ser una peligrosa coquetería en el juego de la corrupción o de las violencias indiscriminadas por intereses individuales, que de ninguna manera resultaría en el fortalecimiento de expresiones nacionales que conduzcan a verdaderos estados de bienestar común.
Mariano Sánchez Soler en su decálogo Cómo se escribe una novela negra, expone que
en el siglo xxi los enigmas rocambolescos, los venenos exóticos y las conspiraciones insólitas, han sido reemplazados por la corrupción institucional, las mafias, los delitos económicos vestidos de ingeniería financiera, o los crímenes de Estado.
Contextos sociopolíticos que parecen estar en el menú de algunos autores dispuestos a manifestar la repugnancia que les provoca las inconvenientes administraciones que gobiernan solo a favor de sus beneficios particulares. Por su parte, Lorenzo Silva, ganador del Premio Planeta en entrevista con la Agencia efe el 16 de octubre de 2012 y emitida por Caracol Radio en Colombia, dijo que
la novela negra tiene la ventaja de que, aparte de los conflictos concretos y de las situaciones reales que terminan en crímenes, en ésta se refleja muy bien la sociedad.
Importantes apreciaciones ofrecen Sánchez y Silva, no solo porque advierten la posibilidad de ver los intríngulis de los gobiernos modernos desde las novelas, sino porque diferencian a los autores modernos de otrora novelistas que si bien mantenían los esquemas puros de este tipo de obras, llegaban a su final con tonos políticamente correctos.
No será el caso en éste análisis. Pues nada política resulta la trilogía de Stieg Larsson, que mas bien parece reprochar los Estados de Derecho, poner en entredicho las garantías plenas que residen en los gobiernos democráticos y cuestionar a los administradores de justicia y la eficacia de la fuerza pública frente a la seguridad de los ciudadanos. De hecho, la novela pone en tela de juicio a un gobierno y sus autoridades policiales y jurídicas, enmarcándolas en comportamientos ilegales que repercuten negativamente en la sociedad sueca, de la que se conoce, procura de manera eficiente la institución y mantenimiento del efectivo Estado de bienestar. Tal vez Larsson, defensor a ultranza de la igualdad y los derechos, pretendió la exposición sin velos de una suerte de violencias ocultas en la sociedad sueca, que aún no están dispuestos a observar por ser el Estado que es, y que terminan resolviéndose a través de medios no democráticos pero que en todo caso sirven para la protección y salvaguarda de los Estados democráticos.
Larsson defensor de igualdad y derechos
Aunque no apunta su crítica hacia la estructura o la dinámica específica de movimientos totalitarios y violentos, los textos de Larsson dejan en el lector un aroma de intriga frente a la existencia de este tipo de organizaciones en el contexto político-social de Suecia (en el caso de la trilogía en cuestión), formadas de personajes que suelen alardear con etiquetas de criminales, mafiosos o corruptos y rodeadas de cuerpos policiales que más allá de ser garantes, parecen estar allí solo para adornar el marco general. En este escenario, Larsson expone a los personajes principales a todo tipo de violaciones, con la clara intención de promover la lucha por la igualdad y el bienestar general, pero sobre todo por la defensa de los derechos constitucionales e individuales.
Los analistas de Larsson y sus novelas, sugieren permanentemente su inclinación hacia los partidos de izquierda y el “odio” por las facciones de derecha. En su artículo “The Man Behind Millenium”, Natalia Tylim trae a colación la organización inspirada por la “British Anti-Nazi League” y denominada Stoppa Rasismen (detengan el racismo), que nació como resultado de las incursiones de la extrema derecha en Suecia en la década de los 1980 y para la que participó activamente Larsson. Según Tylim, a propósito de los objetivos de dicha organización, Larsson comenzó a escribir para la revista británica y anti-fascista llamada Searchlight y en 1991 publicó su primer libro llamado Los extremistas de derecha (año en el que los partidos conservadores tuvieron un gran progreso electoral desde 1928)6. En 1995 luego que ocho militantes de un partido de izquierda (algunos de ellos colegas) fueran asesinados por movimientos de extrema derecha, Larsson fundó Expo Magazine, una versión sueca de Searchlight dedicada a la denuncia y visibilización de los neo-nazis, a la que le inyectó toda su energía política para luchar contra el fascismo en Suecia7.
Jorge Bazo Escudero expone que Larsson
acumuló tal experiencia que dictó conferencias en Scotland Yard, acerca de cómo los neofascistas usaban el Internet para coordinarse a través de Europa; condición que lo puso en contacto con violentos extremistas, así como con aquéllos encargados de combatirlos, incluyendo brillantes investigadores cibernéticos que serían fundamentales para sus caracterizaciones en la serie Millennium.
Larsson también experimentó en carne propia el alto riesgo de sus convicciones morales, pues recibió amenazas de muerte y fue testigo de cómo un colega sobrevivió a un coche bomba. En Expo, Larsson también colaboró en una antología acerca de los asesinatos por honor, que después impulsó su interés para llamar la atención sobre el abuso sistemático de las mujeres, incluso en sociedades tan diversas como Suecia8.
Se trata efectivamente de un autor que advierte en sus obras la repugnancia que le merecen las administraciones asociadas a posiciones conservadoras con estructuras jerarquizadas e ideologías intervencionistas; una marcada inclinación, con la que se abroga el derecho de cuestionar la legalidad y moralidad del Estado de bienestar de Suecia y poner en tela de juicio la visión de paraíso socialista enrostrando en la mayoría de sus páginas las simpatías facistas existentes en el país. No obstante en su trilogía resalta dos elementos interesantes: 1. La recurrencia de los cuerpos de seguridad y de otras autoridades policiales que no solo no responden a la custodia y protección de los ciudadanos del común, sino que con frecuencia juegan en el marco de las violaciones de derechos de los ciudadanos; y 2. Un Estado permeado por criminales de cuello blanco que hacen parte de movimientos totalitarios y violentos y que terminan por administrar instituciones de gobierno en las que se comete toda clase de abusos contra la sociedad, para defender intereses particulares.
Eventualmente, el bagaje que ostentaba Larsson dentro de la investigación periodística, su lucha asidua por el respeto a los derechos humanos y el contexto político de esa nación nórdica y de otros países del mundo a finales de los 1990 y en la década de 2000, precipitaron al escritor a denunciar, o por lo menos a visibilizar, algunas condiciones sociopolíticas que pudieran estar carcomiendo subrepticiamente una porción de la sociedad, en un país que presume uno de los mas altos Índices de Desarrollo Humano y que se posiciona entre las veinte economías mas importantes del mundo.
Contexto sociopolítico en Suecia en la década de 20009
Suecia ha sido promocionada como una sociedad perfecta con un contexto histórico evolucionado a través de cambios sociales, culturales e ideológicos que la han llevado a ostentar el titulo de Estado de Bienestar. El Primer Ministro de Suecia, Olof Palme (líder del partido socialdemócrata y primer ministro entre 1969 y 1976 y desde 1982 hasta su asesinato), fue uno de los artífices en la construcción de este modelo de sociedad, caracterizado por mantener el desarrollo capitalista con un importante nivel de protección social. Palm defendió los movimientos antiimperialistas del tercer mundo y apoyó la lucha de la oposición española contra el régimen de Franco, pero fue asesinado el 28 de febrero de 1986, probablemente por mantener posiciones claras en contra de la opresión y la injusticia social; casi veintisiete años después, este crimen sigue sin respuesta y algunos escritores y analistas sugieren que este hecho pudo haber dado origen a la novela negra escandinava.
No obstante, como lo documenta Otto Higuita en su artículo: “Stieg Larsson: inclaudicable activista e insoslayable escritor: Del periodismo alternativo a la igualdad de género”,
... el 11 de septiembre de 2003, a diecisiete años del asesinato de Palm, una de las herederas de su ideario político, la ministra de relaciones exteriores, Anna Lindh, fue apuñalada al salir de una tienda de ropas en el centro de Estocolmo. Este crimen fue calificado por Stieg Larsson, en un artículo de Expo, como un atentado contra la democracia y la libertad de expresión10.
Vale resaltar, que la dinámica socio-política en los países nórdicos en los últimos 20 años tal como lo advirtió Larsson en muchos de sus artículos de Expo, evidencia la existencia de grupos violentos, neo nazis y en términos generales de extrema derecha, que han venido creando fuertes vínculos criminales con otros movimientos en Europa, Rusia y Estados Unidos. Según el artículo “Even Stieg Larsson failed to see it coming”, publicado el 25 de julio de 2011 en la página de [presseurop.eu], en marzo de ese mismo año, el Informe Anual del Servicio de Inteligencia Nacional Noruego –pst– había reportado
... un incremento en el nivel de activismo de los grupos islamófobos y un incremento en la actividad entre círculos de extrema derecha en 2010.
Aunque según el mismo informe: “ni los grupos ni los individuos de extrema derecha eran un grave peligro para la sociedad”, cuatro meses después de la publicación de los resultados del pst, el 22 de julio de 2011 en Noruega, un ultraderecha, asesino confeso de 33 años, indiferente y de tono afable que reconoce su crimen pero no su culpabilidad, se abroga el titulo de militante nacionalista para justificar las 77 muertes, en su mayoría de jóvenes socialdemócratas, como estrategia de defensa de los “auténticos noruegos” frente a una eventual “invasión musulmana”.
Las noticias registradas en los diarios después de la masacre de Oslo, señalan que los mandatarios nacionales de los países del norte de Europa especialmente en Noruega, advirtieron que la extrema derecha es una condición que debe verse con especial discreción. En este sentido y a propósito de los comicios mas recientes en los países nórdicos, la información que se recoge a través de los diferentes medios de comunicación señala que: en las elecciones de Suecia en 2010, Jimmie Akesson con un discurso orientado fundamentalmente a la inmigración relacionada con los índices de criminalidad, superó el umbral del 4% necesario para obtener representación parlamentaria y con esto obtuvo veinte escaños; en Finlandia, la organización Verdaderos Finlandeses, logró convertirse en la tercera fuerza política del país con el 19% de los votos y la consecución de 39 escaños en la Asamblea Nacional; Dinamarca por su parte, con el Partido Popular danés, de extrema derecha, asciende vertiginosamente desde 1998 cuando entró por primera vez a la cámara y actualmente cuenta con 25 escaños en el Parlamento.
Según el artículo “El auge de la extrema derecha en Europa, en el ojo del huracán”, publicado en Libertad Internacional Digital11,
... en total, más de una treintena de parlamentarios representan a partidos de extrema derecha: ocho de la Liga Norte (Italia), cuatro del Partido de la Libertad (Holanda), tres del Frente Nacional (Francia), tres de Jobbik-Hungría Mejor (Hungría), dos de Interés Flamenco (Bélgica), dos del Partido Popular (Dinamarca), dos del Partido Liberal (Austria), dos de la Unión Nacional de Ataque (Bulgaria), dos del Partido de la Gran Rumanía (Rumanía), dos de Concentración Popular Ortodoxa (Grecia), dos de Orden y Justicia (Lituania), uno de Verdaderos Finlandeses (Finlandia), uno del Partido Nacional Británico (Reino Unido) y uno del Partido Nacional Eslovaco (Eslovaquia).
Ese significativo fenómeno de tendencias de extrema derecha en Europa (Estados Unidos, incluso América Latina), alcanzó a ser advertido por Larsson en sus artículos de Expo desde finales de los 90 y comienzos de la década de 2000. De hecho resultó ser el mejor telón para su trilogía, creando un personaje como Alexander Zalachenko –Zala–; un ex agente ruso que buscó asilo en Suecia y quien suministraba información durante la guerra fría a un grupo secreto de ese país –La Sección–. Este grupo, conformado por una facción de la Säpo, se encargaba de proteger a Zalachenko con la excusa de salvaguardar los intereses del Estado.
Probablemente, introduciendo éste escenario, Larsson se permitió emancipar temas como el misterioso asesinato del Primer Ministro de Suecia, el socialdemócrata Olof Palme, quién según Maldonado12 su crimen pudo estar ordenado por movimientos de la extrema derecha, siendo “víctima de una conspiración en la que la policía sueca y el servicio secreto (säpo) jugaron un papel clave como catalizadores del odio extremo hacia él. Una circunstancia en la que se apoyan los defensores de esta tesis, es la lenta respuesta policial, que más bien pareció un operativo para permitir la fuga del asesino y sus cómplices [...] La comisión de investigación oficial que se instauró en 1999 concluyó que la respuesta policial fue torpe y lenta y los inculpados o señalados por las autoridades como culpables no eran más que chivos expiatorios necesarios para acabar con un trauma que estaba creando demasiada conmoción en el país y poniendo en evidencia a sus autoridades13.
Por otra parte, vale resaltar que estudios de victimización realizados en 2005 con 1.201 suecos, indican que éste país tiene un alto índice de delincuencia al compararlo con otros países de la Unión Europea. Entre las violaciones más frecuentes, están los llamados delitos de odio, tipificados para los casos en que una persona ataca a otra identificándola como víctima por pertenecer a un determinado grupo diferenciado por condiciones como, género, raza, nacionalidad, orientación sexual, afiliación política, religión o ideología.
Es una suerte de violencias discriminadas que afectan a grupos específicos, para los cuales se han fallado leyes y creado estatutos con el fin de brindar protección especial a personas y colectividades que resulten afectadas por este tipo de acciones violentas. Sin embargo, según Larsson en su artículo “En Estocolomo también pueden cometerse atentados terroristas”,
en Suecia la legislación no prohíbe que los grupos de odio se organicen; en determinados aspectos la Ley es incluso, mas liberal que en Estados Unidos: en Suecia resulta casi imposible procesar a un neonazi sueco por terrorismo político o por delito contra la constitución [...] en Suecia el concepto de terrorista político, está reservado exclusivamente a los extranjeros14.
Valga señalar, que el contexto de los delitos de odio en Suecia probablemente fue otra pieza clave con la que jugó Larsson en su novela. Lisbeth Salander, personaje fundamental en la saga y protagonista en el segundo y tercer libro, es creada por su autor como una mujer difícil y compleja de aceptar, vengativa, con chispas de autismo y sociopatía, anarquista, bisexual, de contextura débil y aspecto gótico, punk, con ropa de taches y su espalda tatuada; en la que se exponen todos los posibles elementos que permiten una evidente discriminación y por ello la posibilidad de convertirla en víctima de delitos de odio. Bajo el argumento de ser incompetente mentalmente, Salander es violentada y vulnerada por el Estado, el sistema, las fuerzas oscuras y su propio padre, quienes buscan silenciarla para ocultar información sensible de la relación de Zalachenko con La Sección, una facción de la säpo.
La tercera parte de la saga de Larsson, La reina en el palacio de las corrientes de aire, deja ver un movimiento de extrema con intereses particulares que comprometen un Estado (La Sección), un personaje siniestro que enmarca la codicia y la barbarie propia de políticos y agentes de seguridad corruptos (Alexander Zala), una víctima con las condiciones necesarias para ser discriminada y transgredida (Lisbeth Salander) y un elemento fundamental que será desarrollado en el siguiente aparte y que permite poner el dedo en la llaga, para discutir la ética jurídica cuando se producen pruebas al margen de lo establecido legalmente, como única alternativa para defender derechos vulnerados y hacer justicia (Hacker Republic).
Pactos urdidos entre Estados y grupos de extrema, que incitan a desafiar la ética jurídica para hacer justicia
Bien podría analizar los múltiples crímenes y transgresiones que se desprenden de la trama de la novela en sus tres tomos, y que han pasado por el ojo ávido de diferentes observadores ansiosos de continuar la denuncia de la violencia machista, la vulneración de derechos, la desigualdad, la descomposición de las sociedades, o los pasajes de venganzas, robos, muertes y violaciones carnales. Larsson despliega un sin número de crímenes a lo largo de la saga, tan apropiados como sugestivos para cualquier analista dispuesto a desgajar las intenciones que el autor dispuso en un marco criminal y jurídico de una sociedad en la que los derechos fundamentales pueden ser vulnerados sin ningún asomo de agobio.
Sin embargo, este artículo se centra en dos elementos específicos: primero, el argumento de espionaje político asociado a un grupo de violentos de extrema derecha, sugerido a través de una facción de la säpo que Larsson bautizó “La Sección”, y que por defender intereses particulares termina encubriendo y custodiando a Alexander Zalachenko, espía, ex agente ruso y por demás criminal de profesión.
El segundo evento analizado, es el diseño y consecución de elementos probatorios al margen de los procedimientos legales, como única alternativa de defensa para hacer justicia con Lisbeth Salander, hija de Zalachenko y quien por ser conocedora de los secretos de su padre, resulta ser víctima sistemática de un Estado permeado por intereses mafiosos que debe proteger sus intereses por encima de los derechos fundamentales. La defensa de Salander, dedica su esfuerzo a la demostración de su salud mental, señalando a los responsables de las violaciones y transgresiones de que fuera víctima durante su niñez, mientras los miembros de La Sección, pretenden la inimputabilidad para lograr que sea internada en un hospital psiquiátrico bajo el argumento de tratarse de una persona incompetente y afectada emocionalmente.
La reina en el palacio de las corrientes de aire
El jueves 7 de abril Lisbeth Salander había llegado a la granja de Zalachenko en Gosseberga, para buscar a su padre a quien no había podido matar quince años atrás cuando le lanzó gasolina y le encendió fuego. Esperaba no equivocarse esta vez. Sin embargo, fue sorprendida por Ronald Niedermann; un asesino despiadado y socio de Zala, experto en cavar tumbas y enterrar gente; nacido en Alemania y activista de los cabeza rapada durante su adolescencia.
Luego de ser inmovilizada por Niedermann, Lisbeth fue llevada a la sala de la casa donde se encontraba Alexander Zalachenko, y sostuvieron una corta y tensa discusión en la que quedó claro el odio mutuo que había entre los dos y la confesión de que Niedermann era su hijo. Salander tenía por hermano, un peligroso criminal, que según su propio padre carecía de liderazgo y que sobrellevaba una enfermedad llamada analgesia congénita –un desorden genético traducido en falta de sensibilidad al dolor–.
El fugaz y tenebroso encuentro terminó y Zala ordenó a Niedermann que matara a Lisbeth y la enterrara en el patio trasero; Niedermann le propinó algunos disparos, uno de los cuales se le alojó en la cabeza pero increiblemente sobrevivió a estos. Al cabo de algunas horas, Lisbeth fue hacia el leñero y se defendió de Zalachenko quien atento al ruido que provenían de allí, se acercó para observar quien estaba en el lugar. Salander encontró un hacha y le quebró la parte derecha de la cara. Niedermann, que actuaba únicamente bajo órdenes, solo encontró como opción la huida y para esto debió matar dos policías.
Mikael Blomkvist periodista de la Revista Millenium, llegó al lugar y avisó a las autoridades quienes acudieron de inmediato para trasladar a los heridos hasta el hospital de Sahlgrenska de Gotemburgo. En la madrugada del 8 de abril llegaron Salander y Zalachenko al hospital, con un pronostico claramente reservado pero fueron intervenidos de inmediato.
El sábado 9 de abril ya habían despertado y se encontraban heridos de gravedad pero estables. El inspector de policía debió hacer las averiguaciones de rigor dado el compromiso de arma de fuego usada contra Lisbeth y se dirigió a Zala para preguntar sobre Niedermann, quien había sido identificado y denunciado por Bolmkvist. Zala ya tenia la historia preparada y no cometió ningún tipo de error; se definió como un viejo minusválido que cobraba la pensión para vivir y que aceptando que todo era obra de Niedermann, estaba dispuesto a colaborar para su captura. Acto seguido, intercede nuevamente para advertir que Lisbeth Salander se encuentra completamente trastornada y que quiere denunciarla, dado que quince años atrás, fue víctima de otro intento de homicidio por su parte, cuando ella le lanzó gasolina y le encendió fuego.
Para el caso en cuestión, el fiscal de turno le ofreció a Zala un abogado de oficio, a lo que por supuesto se negó porque ya contaba con uno de su entera confianza.
Martin Thomasson, también miembro de La Sección, había trabajado para la mafia yugoslava y tenia fama de ganar todos los juicios; era experto en la evasión de impuestos y aunque sabía que el dinero de Zala provenía de mercados ilegales como el trafico sexual no le molestaba, ese no era su asunto. Thomasson habla pausadamente con Zala y aprovecha para recordarle el significado del “control de daños colaterales”. Seguidamente le advierte que hay que hacer unas pruebas técnicas, a lo cual Zala responde con tono irritado: “al diablo con las pruebas técnicas [...] lo importante es ver cómo se lleva a cabo la investigación y cómo se presentan los hechos”. Sigue diciendo: “a Salander hay que silenciarla o por lo menos invalidar su testimonio y buscar que sea declarada incompetente”. Posteriormente, le advierte a Thomasson que su garantía es, que si el como abogado y La Sección no hacen desaparecer todas las pruebas que lo involucren en los delitos cometidos, convocará a los medios de comunicación para revelar nombres, fechas y acontecimientos. Zala sabía que los medios de comunicación estarían prestos para un escándalo de estas magnitudes, y que era posible que lo perfilaran como una víctima, mientras hundían a Salander, quien por su historial, no tenía buena prensa.
Luego recordó a Niederman y pensó que en todo caso era su hijo y le dolería su muerte, pero que era preferible que la policía lo asesinara antes que capturarlo, porque entendiendo su falta de liderazgo y que nunca antes había sido apresado, no era claro como reaccionaria; así las cosas, muerto Niedermann, era mejor que Zala en la cárcel de por vida.
La Sección había entendido que Zalachenko se había salido de control y era necesario silenciarlo. Evert Gullberg, integrante y fiel colaborador de este sombrío grupo, tenia cáncer de estomago, de intestino grueso y de vejiga y su pronóstico de vida no superaba los tres meses. El 10 de abril fue hasta el hospital Sahlgrenska con un ramo de flores que resultarían ser la excusa para identificar el lugar y las condiciones de seguridad en que se encontraba Zalachenko. Al menor descuido de las enfermeras, entró en la habitación de Zala y tras cruzar algunas pocas palabras le disparó en tres ocasiones, con una
Smith & Wesson de 9 milímetros con la culata chapada en oro que el servicio de inteligencia inglés le habían regalado hacia 25 años en agradecimiento por una inestimable información que él le saco a Zalachenko15.
Luego intentó matar a Salander pero no fue posible y acto seguido se suicidó. Fedrik Clinton, segundo en la jerarquía de La Sección, advirtió desde la oficina en que operaba este grupo que:
... a Gullberg se le había presentado la oportunidad de realizar una última aportación a La Sección y se había ido por la puerta grande16.
Estados permeados y grupos violentos de extrema
Alexander Zalachenko trabajó para la policía sueca secreta como agente de contraespionaje contra Rusia durante la Guerra Fría. Ex asesino profesional del servicio ruso de inteligencia, era protegido por ser una valiosa fuente de información al servicio de los altos intereses del Estado Sueco. Desertó en los años 1970, se asiló en Suecia y luego trabajó para la säpo hasta la caída de la Unión Soviética. Su deserción se produjo el día de las elecciones de 1976 y solo hasta 1978, con un pasado ficticio, le dieron pasaporte y su nueva identidad, Karl Axel Bodin.
Sin embargo, “La noticia de que un importante agente ruso había solicitado asilo en Suecia conmocionó al entonces primer ministro Thorbjörn Fälldin”17; quien evidentemente indagó con Evert Gullberg, el entonces jefe de La Sección, sobre dicha situación. Gullberg advirtió a Fälldin
... que si la historia se filtraba y los rusos enviaban un escuadrón de la muerte para liquidar a Zalachenko, el primer ministro seria el único responsable. Fälldin terminó cediendo y aprobó una directiva, que en la practica, demostraba no solo que él había sido informado sino que nunca podía habar del tema. En resumen que se olvidara de Zalachenko18.
La invisibilización de Zalanchenko parecía ser una realidad por lo menos desde la esfera política, sin embargo desde 1976 hasta 1978, el sucio y desordenado comportamiento de Zala alrededor del mundo de las drogas y las prostitutas, le dejó entre otras “consecuencias”, dos hijas de Agnetha Salander, una prostituta a quien golpeaba constante y frenéticamente. Una de sus hijas, Lisbeth Salander, llegó a conocer sus secretos y con ello lograba desafiarlo sin ningún temor, enfrentándolo violentamente cuando agredía a su madre. A los doce años, Salander apuñaló a Zalachenko y seis meses después lo quemó con gasolina. Era 1989 y hacia poco habían asesinado a Olof Palm; así, entendiendo que Zala era un espía y que una investigación podía poner en riesgo La Sección y al descubierto los negocios de comercio sexual y trata de personas, declarar a Salander incompetente y perturbada mentalmente, era la solución
En este sentido, Stieg Larsson expone un contexto realmente interesante en lo referente al espionaje político, los mercenarios, pero sobre todo a la incursión de grupos de extrema derecha que generaron una suerte de incertidumbre referente a la estabilidad política de Suecia, en la que gobernaron los socialdemócratas durante 65 años desde 1932. Desde los años 1970, Larsson escribió sobre las tendencias de la extrema derecha y su conexión con empresas legales y en otros casos criminales y haciendo gala de un verdadero visionario, vaticinó matanzas como las de Anders Breivik, a través de la revista Expo (1998) en la que escribió:
Las autoridades tienden a despreocuparse de los terroristas de la extrema derecha por considerarlos locos solitarios, pero los nazis se están dedicando al terrorismo organizado. El nazismo siempre se ha servido del terrorismo como método de lucha.
No estaba equivocado.
No obstante, muchos otros analistas revisaban cuidadosamente la situación y exponían que la inmersión de este tipo de tendencias en Europa no era una mentira. En el Institu des siences de la communication de cnrs, la socióloga francesa Birgitta Orfali (2008) expuso que
La llegada de la extrema derecha al Parlamento Sueco no era una sorpresa y que desde que Akesson consiguiera en 1998 un cargo de concejal en un ayuntamiento, los Demócratas de Suecia no dejaron de ganar peso. En las legislativas de 1998, sólo consiguieron el 0,37% de los votos, pero alcanzaron 1,44% en 2002 y 2,93% cuatro años después.
El asunto es uno solo. Para nadie es un secreto que los grupos de extrema, sean estos de tendencia de izquierda o de tendencia de derecha que buscan defender la identidad nacional o los derechos fundamentales, en su lucha exacerbada terminan desestabilizando las instituciones y vulnerando las libertades democráticas que en principio fueron sus objetivos de amparo. Sin embargo y dado el contexto que se está analizando, surgido de la obra de Larsson, vale recalcar la importancia que el autor le da a la complacencia de estados y gobernantes, en lo referente a la incorporación, permanencia y protección de “funcionarios” con misiones que comprometen la defensa de la seguridad nacional, y las actuaciones muchas veces criminales o por lo menos inmorales, que se desprenden de aquellos miembros al servicio de grupos de extremistas que han cooptado parte importante de la institucionalidad de una nación.
Los casos en que gobiernos instalados, refuerzan la desigualdad social y promueven prácticas en contra de expresiones culturales, sociales o religiosas entre otras, logran ubicarse en la categoría de ultraderecha. Y si además, por salvaguardar intereses particulares involucran en sus gabinetes, funcionarios con pasaporte para actuar a cualquier costo, rápidamente se comenzaran a observar abusos, violaciones y trasgresiones que replicarán de suyo en mas vulneraciones. Alexander Zalachenko está en la saga de Larsson para esto. El personaje caracteriza perfectamente el agente corrupto y criminal, que blinda su comportamiento delictivo en la razón misma de la existencia del grupo que lo ampara, el cual dada su característica esencial, sostiene en sus “hombros” información y hechos que incluyen altos funcionarios de gobierno y que no deben ser revelados, pero que servirán de salvavidas para garantizar la protección y perdurabilidad de personas y conductas aunque sean de aliento ilegal. Zalachenko, no solo hace parte de un grupo violento con posiciones radicales que vulneran sistemáticamente los derechos individuales y colectivos, sino que ha logrado asentar una empresa criminal de tráfico de personas que no es denunciada porque de lo contrario, el viejo Zala, comenzaría a hablar de secretos legales e ilegales de los miembros de La Sección.
Lo que ocurre con frecuencia en este tipo de situaciones, es que tales personajes siniestros o tales gobiernos corruptos y amparados por organizaciones igualmente oscuras, no resultan exentos de dejar cabos sueltos que trascenderán en un futuro, convirtiéndose en la piedra en el zapato para sus actuaciones (para Larsson en la saga, Lisbeth Salander fue la encargada de hacer la zancadilla). Cuando esto sucede, por lo general se recurre a las amenazas, las conspiraciones, la compra de testigos o en el mejor de los escenarios, las negociaciones en las que se comprometen bienes materiales e inmateriales. Para no ir mas lejos, algunos periodistas Suecos incluso Larsson, fueron amenazados por denunciar violaciones y actuaciones de grupos violentos de extrema, en particular de derecha, discriminadores sistemáticos de condiciones sociales y culturales. Defensor de derechos y reaccionario a grupos conservadores de ideas radicales, Larsson era intimado con frecuencia y señalado por ser de izquierda.
Pero mas allá de la coerción ejercida contra las voces de rechazo, la obra de Larsson también observa condiciones en las que se enfrentan ciudadanos y estados y como resultado de la “protección de la seguridad y la integridad nacional”, se pierden las garantías de los derechos de los acusados en los estrados judiciales. A manera de ejemplo, valga citar el escándalo al rededor de Julian Assange. ¿Habrá sido víctima de una conspiración que intentaba silenciarlo? Ni mucho menos una discusión acerca de la inocencia de Assange, ni una defensa de sus características personales o sociales. Se trata simplemente, de observar los procedimientos legales por parte del Estado Sueco, que se jacta de ser absolutamente garante de derechos y amparar a sus ciudadanos en un estado de bienestar. Pero dadas las inconsistencias y los giros inesperados que se observaron en la investigación del caso Assange y el contacto de la Policía Secreta Sueca con la de Estados Unidos, que según noticias en medios de la fecha, advertían que Suecia “no podía ser un remanso de paz para Wikileaks”, este caso podría tomarse como uno de los ejemplos, solo por tratarse de un tema difundido y actualizado, que pone en tela de juicio las garantías que ese país ostenta. En todo caso Assange conoce algunos muchos secretos de Suecia y de otros países considerados potencias mundiales.
Espías, amenazas, víctimas diseñadas y procedimientos sin las garantías fundamentales, son tan evidentes en la novela de Larsson como en el escenario de Suecia y en la realidad del mundo entero. Es evidente que alrededor de estas situaciones, se observan grupos y asociaciones que defienden intereses particulares y que resultan posibles gracias a la plataforma de grupos de extrema, la mayoría de las veces violentos, pero que seguirán pululando y sobreviviendo en la clandestinidad, con la certeza de ser predurables, quizás porque no hay muchos dolientes que los quieren identificar. De la policía secreta de Suecia –la säpo– solo se escribió hasta finales de los años 1980 y pese a esto, nunca se documentó con ojo critico. Se encuentra dentro de los pocos instrumentos de análisis, el libro llamado: Una misión, de Carl Lidbom, en el que el autor describe las dificultades que enfrentó un ex embajador sueco en París, quien por solicitud del Gobierno debió investigar a la säpo como consecuencia del asesinato de Olof Palm. No es fácil llegar al fondo de estas organizaciones y documentar de manera seria la información que resulte pertinente para abordar el tema en su extensión.
El ejemplo de estas organizaciones, lo expone Larsson con “La Sección” de la que hacen parte Alexander Zalachenko, Fedrik Clinton, Birger Wadensjöö, Jonas Sandberg, Georg Nyström, Nils Bjurman, Gunnar Björck, Evert Gullberg y Peter Teleborian, como personajes principales, y que aparecen en la obra para evidenciar el papel que juegan este tipo de funcionarios, unas veces fieles comprometidos y convencidos de la causa y otras veces por intereses económicos ilegales.
Durante muchos años la tarea mas importante de la firma (como llamaban a la policía de seguridad de Suecia dgp/Seg antes de ser säpo) había sido realizar el así llamado control de personal, es decir: investigar y fichar a ciudadanos suecos sospechosos de albergar ideas comunistas y de presunta traición a la patria19.
La Sección fue creada como un grupo ultra secreto presente en lugares estratégicos dentro de la firma, aunque invisible fuera de ésta (dice Larsson que La Sección vigiló a Olof Palm y a otros miembros del partido social demócrata). No existían memorandos ni partidas presupuestarias, de suerte que infiltrarse resultaba un poco engorroso. Evert Gullberg, jefe de La Sección,
podía poner en marcha sus propias investigaciones, o realizar escuchas telefónicas, sin tener que explicar su objetivo o sin ni siquiera informar a sus superiores. Tomó como modelo a toda una leyenda del espionaje americano, James Jesús Angletón, que gozaba de una posición similar dentro de la cia20.
Dado que, La Sección necesita preservar a cualquier precio los altos intereses del Estado y que Lisbeth Salander empieza a ser la piedra en el zapato a sus doce años de edad, se compromete al psiquiatra Peter Teleborian para que desarrolle informes amañados y se encargue de mantener a Salander encerrada de por vida en una clínica siquiátrica. Años después cuando Lisbeth Salander es llevada a juicio sindicada por intentar asesinar a Zalachenko, los miembros del grupo empiezan a diseñar nuevas estrategias de amenazas y silenciamientos, utilizando las herramientas tecnológicas disponibles para hackear cuentas de correo, chuzar teléfonos e instalar de manera ilegal cámaras y micrófonos en los lugares donde se movían los ahora colaboradores de Salander que eran básicamente los miembros de la revista Millenium.
El análisis en este punto, admite la posibilidad de traer a colación la actuación de la policía secreta y la existencia de grupos oscuros de extrema derecha que han dejado en el pasado reciente en Colombia, la incertidumbre, no solo de su existencia sino de las consecuencias futuras a nivel nacional. El Departamento Administrativo de Seguridad –das–, durante la administración de Álvaro Uribe Vélez, fue presa de varios escándalos por extralimitarse en su funciones y llevar a cabo seguimientos e interceptaciones ilegales, advirtiendo, cómo una institución creada por excelencia como órgano de inteligencia del Estado, termina por adoptar estrategias político militares al servicio del crimen. Sumado a los anterior, se sindicó a la entidad del entrenamiento de grupos paramilitares y la eliminación de los antecedentes judiciales de estos, dejando sugerida la posibilidad de encontrar en esta situación, las condiciones que coadyuvaron a la creación de grupos violentos de extrema derecha, como el caso de la famosa llamada “Oficina de Envigado”. No obstante, el paramilitarismo también llegó a articularse con sectores económicos y políticos, al punto que emergió el fenómeno de la parapolítica.
Según Dick Emanuelsson21,
... en Suecia el ex presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, le dio a Ernesto Yamhure el cargo como Primer Secretario de la embajada colombiana en Estocolmo. Su tarea principal era organizar “La red de 100.000 amigos de Colombia en el exterior”,
Una de las primeras decisiones de Uribe Vélez cuando asumió la presidencia en agosto de 2002 al mismo tiempo que organizó, con las ff. mm., la Red de Informantes y Cooperantes, entre los colombianos. La red en el exterior, cumplía las funciones de organizar la extrema derecha colombiana como un resorte político para avalar constantemente la política de guerra, contrarrestar informes de organismos de derechos humanos, tener un control de la población colombiana residente en el exterior y crear una red de informantes entre los colombianos exiliados que registrara y documentara todo tipo de actividad en contra del régimen de Uribe Vélez en el exterior.
En todo caso el asunto que convoca al análisis, es básicamente las consecuencias que ha dejado la proliferación y asentamientos de grupos de extrema derecha alrededor del mundo en el pasado reciente, que si bien como se anotó anteriormente pueden llegar a ser incluso la solución para la estabilización de sociedades en conflicto, deberán ser evaluadas cuidadosamente, observando que la identidad y la defensa nacional, no terminen atravesando las garantías constitucionales que surgen per sé en los individuos y en los pueblos. La tendencia de las derechas políticas en el mundo, sugieren de manera categórica la reflexión acerca de la tolerancia y el respeto que desde los movimientos de extrema izquierda ya habían dado señales de ausencia. Valga preguntarse si en el mundo moderno, ésta preferencia se da desde temprana edad, trayendo a la reflexión la apenada pregunta, ¿si acaso el fenómeno del bullying en los colegios, dado su característica de intolerancia, es la prueba que el movimiento se está gestando desde sus etapas mas nobles?
Desafiar la ética jurídica para hacer justicia
La historia de las tendencias políticas, los estados permeados por funcionarios corruptos y la creación de grupos de seguridad ilegal, dan cuenta de víctimas vulneradas en sus derechos fundamentales, civiles y políticos, que como consecuencia misma de dichas violaciones, no gozan de las herramientas jurídicas necesarias para su defensa y mucho menos para el resarcimiento de las garantías quebrantadas. Ese es precisamente el punto de no retorno, en el que víctimas y tutores empiezan a bordear la línea ética de los procedimientos legales, como única alternativa de acercar la verdad a los tribunales antes que encontrar la solución en la justicia por mano propia.
El tercer libro de la trilogía de Larsson La reina en el palacio de las corrientes de aire, desarrolla el proceso penal que se le sigue a Lisbeth Salander, advirtiendo la forma como debió recaudarse y aportarse el material probatorio que llevaría a la abogada defensora de Salander a mostrar su inocencia, en el marco de las vulneraciones sistemáticas por diferentes sectores siendo uno de ellos el propio Estado. La situación según Larsson, exigió la participación de personas ajenas a la defensa legal, ausencia de protocolos formales de investigación y pruebas diseñadas a partir de procedimientos ilegales, dada la permeabilidad que se exhibía en el contexto jurídico político.
Así, luego de reflexionar acerca de los grupos extremistas que victimizan y vulneran derechos, el segundo aspecto relevante para éste análisis es el desafío a la ética jurídica como única alternativa para hacer justicia. Para esto se resalta la participación de los hackers en la construcción y recolección de elementos probatorios necesarios para la defensa ante los tribunales y el aporte del periodismo investigativo en la configuración de los escenarios pertinentes para la solución del caso.
El periodista Mikael Blomkvist editor de la revista Millenium, amigo y otrora socio de Salander, tiene la difícil tarea de ayudar a Lisbeth durante el proceso en el que no solo se le imputan 16 cargos, sino que está permeado por un grupo de extrema y violador de derechos: La Sección. Aunque Blomkvist está acostumbrado a denunciar los intríngulis políticos y financieros en su país, es consciente de la enorme responsabilidad que sugiere el señalamiento de alguna condición ilegal sin las pruebas suficientes. Sin embargo, su experiencia como reportero y analista de información sensible, le permiten jugar un papel decisivo en la averiguación de datos, testimonios y documentos relevantes, que conduzcan a la demostración de la violación sistemática de la que fue víctima Lisbeth Salander, con el fin de desvirtuar el testimonio de fiscalía y contraparte.
En el escenario Larsson expone una lista de actuaciones ilegales. Lisbeth se encuentra en el hospital bajo constante vigilancia pero Blomkvist conoce la impresionante habilidad que posee Salander para hackear dispositivos que puedan conectarse a una red. Para esto decide sobornar con una remuneración económica lo suficientemente atractiva, a un funcionario de servicios generales del hospital quien deberá instalar un teléfono celular en una rejilla que se encuentra en el techo de la habitación de Salander. La función posterior, será cambiarle la batería todos los días por otra completamente cargada que proporcionará Mikael. Acto seguido, Blomkvist convence al médico responsable de Salander en el hospital, para que le entregue una Palm Tungsten T3, que se vinculará a la red por conexión inalámbrica a través de un dispositivo bluetooth con el que cuenta el teléfono celular previamente instalado en el techo. Así las cosas, aunque con la Palm escondida, bajo constante vigilancia policial y restringida de toda notificación, Salander podía comunicarse y viajar por todo el mundo.
Este dispositivo le permitió llevar a cabo dos tareas fundamentales. En primer lugar, escribir su autobiografía la cual serviría posteriormente como soporte de la información que se proporcionaría en el juicio y, segundo comunicarse constante con un grupo de expertos en piratería información de la red, llamado Hacker Republic, que previamente había conocido Lisbeth por que se movía en ese mundo. Se trataba de una comunidad a la que se accedía a través de una página web que publicaba una galería de imágenes en formato thumbnail22, y que desplegaban ventanas que exigían un pasword para ingresar a Citizen Wasp y convertirse en ciudadano de Hacker Republic. La organización defendía a ultranza a sus ciudadanos y cuando éstos, en su vida real eran vulnerados o afectados por personas o empresas, Hacker Republic se dedicaba a destrozarle la vida al causante del daño. Dada la afiliación de Lisbeth a Citizen Wasp, Hacker Republic le ofreció su entera colaboración para resolver la situación en la que se encontraba.
Aunque entendían que a través de la piratería informática quizás no podrían acabar con un estado, sabían que unidos con otros muchos hackers serian capaces de causar daños irreparables. Así, Hacker Republic se dedica a piratear documentos de personajes públicos, psiquiatras y periodistas, a identificar listas de nombres relevantes, direcciones, oficinas de urbanismos, listas de condenados y sindicados entre otras, con los que recolectaron al información necesaria para analizar, hacer seguimientos, tomar fotos y chuzar líneas telefónicas y correos electrónicos de las personas involucradas en la conspiración contra Lisbeth.
En primer lugar, lograron extraer información del ordenador del fiscal Ekström, entre la que se encontraba la estrategia de la fiscalía para el juicio de Salander. Para “chuzar” el teléfono celular de Ekström, emplearon el Random Frequency Tracking System –rfts–, desarrollado por la National Security Agency –nsa– nortemericana. Una vez lograda la “huella dactilar” del móvil, procesaban la voz a través de un programa llamado Voiceprint Recognition System –vprs–, eso permitía identificar y escuchar las llamadas que hacia el fiscal desde su celular y que contenían información funfamental del caso Salander. También lograron sustraer el ordenador de Teleborian mientras lo dejó en el carro para ir a su juego matutino de tenis, desactivando la alarma, para sacar de allí dicho computador, copiar el disco duro, e instalar un programa espía llamado Asphyxia. Gracias a esto, se encontraron mensajes que compartía Teleborian con un personaje llamado Jonas Sandberg, acerca de la salud mental de Salander y que daba cuenta de una nueva conspiración, tal como lo había hecho con Björck en 1991. Esto ya era una primera evidencia que permitía demostrar la existencia de un complot diseñado de tiempo atrás. En el mismo computador, se encontraron 8.756 carpetas con pornografía infantil y el informe psiquiátrico que Peter Teleboraian había preparado para el juicio.
Mikael Blomkvist había creado un foro virtual para comunicarse con Lisbeth y la primera notificación que recibió Salander de Mikael decía:
... durante 15 años estuvieron protegiendo a Zala sin importarles prácticamente lo que hiciera. Muchas carreras se forjaron aprovechándose de la importancia de Zalachenko. En numerosas ocasiones fueron detrás de él limpiando sus fechorías. Todo esto constituye una actividad delictiva. Las autoridades suecas, por consiguiente, han contribuido a ocultar delitos cometidos contra algunos individuos. Si esto sale a la luz pública, se armará un escándalo político que salpicará tanto a gobiernos socialdemócratas como a gobiernos no socialistas. Pero lo mas importante es que unas cuantas personas de la säpo serán denunciadas por haber apoyado actividades delictivas e inmorales. Aunque los delitos ya han prescrito, el escandalo va a ser inevitable23 [...] Si te absuelven en el juicio, el tribunal estará diciendo que no estás loca, lo que en consecuencia constituiría una prueba de que en tu internamiento de 1991 hubo algo raro. Así que cueste lo que cueste, harán lo que sea para que te condenen a reclusión forzosa en el psiquiátrico. Si el tribunal determina que eres una enferma mental, el interés de los medios de comunicación por seguir hurgando en el asunto Salander disminuirá. Así funcionan los medios, este combate se decidirá en los medios de comunicación y en la sala del tribunal24.
Pese a las trasgresiones constantes de las que había sido objeto Lisbeth y la situación que se avecinaba dada la corrupción institucional que se extendía a los tomadores de decisiones y hacedores de justicia para el caso Salander, este análisis llama a la reflexión acerca de la ética jurídica alrededor de la recolección de las pruebas que serían aportadas en el juicio para defender a Lisbeth.
El portal WikiLeaks organizado por Julian Assange, ha colgado en la red un sin número de spyfiles, que señalan a empresas, gobiernos, políticos, empresarios entre otros, de tener comportamientos inadecuados que afectan no sólo a personas de manera individual, sino a países enteros y que operan en la mas absoluta impunidad. Como es ya conocido y discutido, mas allá de su origen en “otros” organismos internacionales de inteligencia, y sea que se trate de la verdad descubierta y los malos manejos que le dan algunas personas a sus empresas, cargos o poderes; en todo caso se trata de una intervención ilegal que raya con la violación de los derechos fundamentales y particulares de acuerdo a ciudadanos y países objeto de éstas denuncias.
Por su parte, un inmenso porcentaje de países en el mundo entero han llevado a cabo la famosas “chuzadas ilegales”, desde sus departamentos de seguridad e inteligencia, como estrategia fundamental para la identificación, control y denuncia de condiciones que afecten la integridad nacional de un país. Hace no mucho tiempo, el gobierno colombiano y su agencia de seguridad, se vieron envueltos en un escándalo de grandes proporciones que puso a la administración en el ojo de los veedores nacionales e internacionales. Muchas fueron las interceptaciones realizadas y mucha la información recogida; suficiente para demostrar vínculos ilegales y comportamientos al margen de la ley, con las que podían sindicarse y judicializarse a los responsables de hechos criminales que habían dejado rastro de sus actuaciones.
Sin embargo es evidente la ilegalidad, y la discusión en este sentido ya se ha dado en los diferentes contextos que custodian los derechos individuales y colectivos; no hay que hacer mucho esfuerzo para llegar a conclusiones que ya están puestas sobre la mesa. No obstante, no queda claro si Stieg Larsson llevó a su obra este elemento, con la intención de lanzarlo a los ojos de los analistas o si lo utilizó simplemente como el argumento necesario para que su novela terminara con un final feliz. En este documento, se prefiere la evaluación de dichas intervenciones, como un desafío a la ética jurídica que sea lo que sea actúa en el terreno de la ilegalidad.
Aunque es cierto que cuando existen condiciones en las que los gobiernos, funcionarios de estos, empresarios poderosos, medios de comunicación entre otros, hacen parte de un conflicto, por lo general los poderes bien sean económicos o políticos llevan la ventaja. La cuestión radica en ¿educar a los ciudadanos para no actuar trasgrediendo las normas establecidas aunque esté en juego su prestigio o su libertad?, o, ¿sensibilizar a los corruptos, poderosos o simplemente “terceros de buena fe”, para que en adelante no vulneren derechos aunque se vean afectados sus imperios? No tiene sentido ninguna de las dos reflexiones; el mundo globalizado y las condiciones actuales, abren cada vez mas la brecha de los poderosos y los ciudadanos del común; así defender autoridades, potencias y empresas, requiere un tanto de condimentos de lo ilegal para que éstos tengan perdurabilidad.
Ahora bien, recordemos el relativamente recién aparecido grupo de “ciberactivistas” denominado Anonymus. Este grupo que se hizo visible entre 2003 y 2004, se autodefine como hacktivistas (acrónimo de hacker y activista según ellos mismos en sus comunicados) y buscan como objetivo fundamental, combatir la corrupción de gobiernos y empresas. Tal como lo plantea Larsson con los personajes de Hacker Republic, Anonymus actúa desde la clandestinidad y no está dispuesto a revelar la identidad de sus miembros. De acuerdo a los blogs escritos por este grupo, y los comunicados emitidos en la red a su nombre, el modo en que actúan habitualmente es a través de ataques de denegación de servicio, consistente en la creación y puesta en marcha de software especial, con conexiones simultáneas con el servidor blanco hasta que éste termine por colapsar.
Nada mas parecido con la consigna de Hacker Republic de defender a ultranza a sus “ciudadanos” miembros de la red, es, según blogs colgados en el portal de Facebook de Anonymus,
... el hecho sucedido en Veracruz el 31 de octubre de 2001, cuando uno de sus miembros fue secuestrado por el grupo criminal de Los Zetas, durante la protesta callejera denominada Operation Paperstorm.
Por esto, Anonymous amenazó con
atacar las páginas web más utilizadas por el “narco” y hacer pública la información sobre funcionarios, políticos, policías, y hasta taxistas, coludidos con el sanguinario cartel.
Sin embargo, aunque como lo expone José Ramón Casar Corredera
es literalmente imposible hacer una historia detallada, día a día, de la cantidad de sucesos de ataques (de baja intensidad, diríamos), consistentes en robos de datos, denegaciones de servicio, publicación dolosa de informaciones estrictamente personales, etc. que se han sucedido en los últimos (muchos) meses: Sony, Honda, Citigroup, Paypal, Apple, The Sun, Facebook, el Fondo Monetario Internacional, el Senado de Estados Unidos, la Agencia Central de Inteligencia –cia– norteamericana, El Pentágono, Inteco, Movistar, y un larguísimo etcétera, que han sido víctimas de ataques a través de Internet. Al margen de consecuencias prácticas que no se han producido, es indiscutible que estos ataques, sean de hacktivismo simple o de otra dimensión, son capaces de generar una sensación de indeseable inseguridad y desconcierto tanto en los ciudadanos como en las economías25.
Esto genera puntos de discusión, no solo al margen de la legalidad de las actuaciones de estos grupos (dado que en todo caso se trata del delito de la piratería informática), sino que es evidente la condición de inestabilidad y zozobra a la que se puede ver expuesto un gobierno o una organización de cualquier sector político, social o económico, si son víctimas de éstos. ¿Será entonces como lo plantea Casar en el marco del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional de España, que se trata del nuevo escenario de confrontaciones?, ¿podrían ubicarse en la misma reflexión, las acciones de estos grupos de hacktivistas tan extremas como los grupos de que se habló en el aparte anterior? La discusión acerca de la conformación, ilegalidad y pactos urdidos entre grupos de extremas que cooptan gobiernos y estados, y la actuación de asociaciones que en pro de la defensa de algunos, utilizan medios ilegales, queda abierta para quien quiera observar la línea que bordea la ética jurídica para hacer justicia cuando se enfrenta a poderosos que restringen esa justicia.
“El juicio final”
El jueves 13 de julio comenzaba el juicio contra Lisbeth Salander a las 10:00 am en la sala 5.
Se le imputaban los delitos de lesiones y lesiones graves en el caso Carl-Magnus Lundin, de amenazas ilícitas, intento de homicidio y lesiones graves en el caso del fallecido Karl-Axel Bodin, alias Alexander Zalachenko, dos cargos de robo: por una parte, en la casa de campo que el difunto letrado Nils Bjurman poseía en Stallarholmen, y por otra, en el piso que tenía en Odenplan; utilización ilícita de vehículos de motor ajenos, tres delitos de tenencia ilícita de armas: un bote de gas lacrimógeno, una pistola eléctrica y la P-83 Wanad polaca que se halló en Gosseberga; un delito de robo u ocultación de pruebas (la que extrajo de la casa de Bjürman; así como una serie de delitos menores26.
Dieciséis cargos en total y un informe amañado de Peter Teleborian, basado según él, en la observación durante el régimen de prisión preventiva bajo el argumento que Lisbeth se negaba a hablar con los psiquiatras. En el informe Teleborian emplea los conceptos de psicopatía, narcisismo patológico y esquizofrenia paranoide.
Lisbeth acude a su cita con la justicia,
vestida con una minifalda de cuero rota por las costuras y una camiseta de tirantes con el texto: I am irritated. Botas, cinturón de remaches y unos calcetines altos hasta la rodilla, a rayas negras y lilas, piercings y aritos en las orejas, los labios y las cejas27.
Como no era su forma de vestir habitual, era evidente que se había disfrazado y que quizás era parte de una estrategia para informar a los allí presentes, que era claro que Lisbeth no tenía porque avergonzarse de lo que era ella, y que las acusaciones de periodistas y sociedad le traían sin cuidado.
A nombre de Lisbeth, su abogada niega todos los cargos imputados, “excepto la tenencia ilícita de armas que supone el bote de gas lacrimógeno”, y pide que se le absuelva de toda acusación. En adelante, entendiendo que en el tribunal se hablará del caso Zalachenko y que se tocarán temas de la salud mental de Salander, el fiscal pide que se continúe a puerta cerrada por seguridad del Estado.
Luego de algunas intervenciones en el tribunal y cuando la abogada de Lisbeth, Annika Giannini debe intervenir para su defesa, saca de su maletín el historial de Salander en el hospital de Sankt Stefan; (el cual había sido obtenido a través de la información pirateada por Hacker Republic al ordenador de Teleborian) el mismo informe que el propio Teleborian había indicado que se trataba de un documento clasificado que no podía ser consultado. Annika expone ante el tribunal, que un periodista le entregó dicho escrito y que no revelará su fuente. En este mismo instante, Annika se dirige al juez para advertirle que el fiscal ha visto el informe con anterioridad (información recogida por la chuzada a su teléfono celular) y que eso significa que Teleborian ha mentido y cometido un delito por entregar información que él mismo ha denominado “clasificada”.
Posteriormente se pide a Teleborian que discurra acerca de lo que él llama fantasía en el caso de las denuncias de Salander con respecto a los encadenamientos a que fue sometida en Sank Stefan a los 13 años de edad, recordándole que pese a que él ha negado tal condición, la situación está documentada en el informe del psiquiátrico. Teleborian se defiende exponiendo que era una niña agresiva y autodestructiva como lo comprueban los tatuajes y los piercings que lleva en su cuerpo. Acto seguido, la defensa hace una interesante discusión acerca de los prejuicios con los que Teleborian pretende censurar a Lisbeth (los tatuajes, su bisexualismo y su retraimiento ante la sociedad). Annika propone la reflexión acerca de si las mujeres que usan aretes en sus orejas o las personas en general que se tatúan sus cuerpos son necesariamente autodestructivas. No obstante, continúa su intervención explicando cómo una niña de trece años que es sometida a constantes violaciones carnales y de otros derechos, puede llegar a reaccionar violentamente frente a sus agresores como un instinto natural.
Luego se habla del informe policial realizado en el momento que Lisbeth agredió a su padre con gasolina a los 12 años de edad, y que fue el motivo de su internado en Sank Stefan. Una vez Teleborian explica que fue redactado por Gunnar Björck, un agente de la säpo, Annika responde, que se trata del mismo funcionario que colaboró en la falsificación de la evaluación psiquiátrica de Lisbeth en 1991 para mantenerla internada (información recogida de los documentos hackeados del ordenador de Teleborian).
Posteriormente, se habla del abuso carnal recibido por su tutor Nils Bjurman el 18 de febrero y el viernes 7 de marzo de 2003, el cual argumenta Lisbeth en su autobiografía y que fue entregada al fiscal. El fiscal explica que Bjurman nunca fue denunciado ni investigado por delitos sexuales y que el escrito de Salander demuestra el trastorno que padece y que se soporta en las evaluaciones de Peter Telborian. La defensa vuelve a preguntarle a Teleborian si cree que la violación por parte de Bjurman también es una fantasía de su cliente, mientras usa como prueba irrefutable un dvd que fue grabado por la propia Salander el 7 de marzo de 2003 con una cámara oculta que ella usó para poder comprobar el abuso que Bjurman le propinó durante 90 minutos. Salander grabó dicha cinta, porque ya había sido objeto de violación y quería una prueba para tenerlo alejado. El era el tutor designado para Salander dada la incapacidad de la que se señalaba, y ella no confiaba en la policía porque anteriormente acudió a esta y solo logró ser revictimizada.
Luego que el tribunal en pleno tuvo que advertir las desgarradoras imágenes, la defensa insistió en que Lisbeth fue violentada sistemáticamente, porque el Estado había decidido que Zalachenko era mas importante que ella. Y que siendo una niña sin ningún respaldo de las autoridades de policía o de infancia, no le había quedado mas remedio que hacer justicia por propia mano contra su padre; un espía protegido para el que diseñaron toda suerte de pruebas a su favor, incluyendo el informe psiquiátrico que redactaron entre Teleborian y Björck, colaboradores de un grupo ilegal de la policía de seguridad de Suecia.
Posteriormente Annika muestra el informe psquiátrico que presentó Peter Teleborian al tribunal, a partir de observaciones realizadas a Salander desde su traslado a la prisión el 6 de junio hasta el 5 de julio. En seguida hace llamar a Blomkvist como testigo y le pregunta si ha visto antes ese documento. Blomkvist contesta que tiene una copia en su poder desde el 12 de mayo, una segunda del 19 de ese mes y una tercera del 3 de junio. (información que se obtuvo a través de la piratería de información al ordenador de Peter Teleborian cuando compartía el documento con Sandberg otro miembro de la säpo). Explica que la información se la proporcionó una fuente de quien no revelará su nombre y que entregó una copia a Edklinth del departamento de protección constitucional. Llamaron a éste último a la sala quien afirmó haber recibido el informe el 4 de junio. Así, Edklinth expone que el informe presentado en el juicio, es una falsificación hecha entre Teleborian y Sandberg, tal como la de 1991 entre Teleborian y Björck.
Las pruebas que lograron desmentir las apreciaciones de Teleborian con respecto a la salud mental de Salander, así como las que permitieron demostrar los abusos a que fue sometida Lisbeth, dejaban en la defensa la tranquilidad de estar ganando la libertad de su defendida. Por su parte la información recogida a través de chuzadas telefónicas, piratería cibernética de información, seguimientos ilegales y demás realizadas por el equipo de Blomkvist y Hacker Republic, ofrecieron pruebas suficientes para que el fiscal general tomara la decisión de detener a diez personas que hacían parte de La Sección, la cual operaba al interior de la policía de seguridad desde los años 1970 y protegía a Zalachenko. Esto le fue notificado a Teleborian en la sala del tribunal, mientras se le informaba que además sería detenido por cometer un delito contra la ley de pornografía infantil (esto último, basado en las mas de ocho mil fotografías de pornografía con niños que se le había hackeado de su computador portátil).
Después de algunas intervenciones del juez y peticiones de la defensa, Lisbeth ha sido absuelta de todos los cargos. El libro publicado con el título de La Sección, se vende de manera desbordada, al tiempo que la revista Millenium empieza a circular en todas las esquinas de la ciudad. Así termina la historia en la que se logra hacer justicia con una chica que solo se le vio sonreír, el día que Evert Gullberg disparó tres veces con una Smith & Wesson de 9 milímetros con la culata chapada en oro, en la cabeza de su padre, Alexander Zalachenko.
Conclusiones
Desde finales del siglo xx se ha hecho evidente la corrupción institucional y las mafias que han permeado gobiernos y sociedades. La novela negra, desde sus primeras apariciones, pone de manifiesto los contextos de odios, violaciones y venganzas que reflejan las conductas sociales que han surgido como consecuencia de la defensa y protección de intereses particulares. Sin embargo, es evidente que la novela negra del siglo xxi, logra advertir las condiciones de estas violencias, pero con mayor agudeza en el caso de mafias y gobiernos manchados por la cada vez mas evidente, corrupción institucional.
La trilogía de Larsson, es un claro ejemplo de la intención de poner sobre la mesa para su discusión, la descomposición y la corrupción que parecen afectar a Suecia y que no quieren hacer visibles dado que “esto no es posible en un Estado de bienestar”. Sin embargo, contextualiza su obra en momentos histórico políticos de gran importancia, llevando al lector a hechos, agrupaciones y personajes reales que ponen en el ojo ávido de un analista, la intención de Larsson por asociar los factores que rodearon dichos contextos.
Crea personajes que permiten caracterizar tanto la particularidad del individuo en si, como la advertencia de otras condiciones que recrean las denuncias que expone en su líneas. Se requiere una víctima con todas las características necesarias para ser discriminada y vulnerada y Lisbeth Salander cumple a cabalidad su objetivo. El Estado corrupto y permeado por mafias que terminan por vulnerar derechos a nombre de la seguridad nacional como en el caso de La Sección, o la protección de información que pueda hacer daño a funcionarios de alto rango, que Larsson le endosa a Alexander Zalacheko. No obstante, aparece un elemento interesante de la mano de Zala; su hijo Ronald Niederman, caracterizado como un hombre rudo, violento, insensible y sin capacidad de liderazgo, como si el autor intentara inducir a “leer” en Niederman, los mercenarios, sicarios y demás colaboradores de mafiosos y criminales, que actúan bajo órdenes sin ningún tipo de sensibilidad o reflexión. Valga señalar que al mejor estilo de los violentos extremistas, Niederman es experto en cavar tumbas y enterrar personas vivas o muertas.
Finalmente dado su espíritu de novela negra, Larsson se detiene a diseñar su argumento con la firme intención de darle relevancia a la búsqueda de la verdad como fin último y prioritario. Para esto y teniendo en cuenta el contexto analizado arriba frente a las condiciones de grupos de extrema y un gobierno cooptado por criminales, el desarrollo de la trama incluye elementos que de una u otra manera resultan ilegales a la hora de hacer justicia. Para esto último, se destaca la intervención del periodismo investigativo, que si bien puede llegar a colaborar de manera eficaz en la resolución de un conflicto, por lo general recurre a la configuración de escenarios que le permiten a cualquier costo, lograr la información pertinente. Hacker Republic resulta su mayor aliado para esto y cuenta con todas las características que lo hacen comparable a los hacktivistas que actúan a nivel mundial desde principio de la década de 2000, y que tal como lo asumen los mismos personajes de la novela, o los integrantes de agrupaciones como Anonymus, si bien, estos grupos no pueden destrozar por completo a un Estado a través de guerras cibernéticas, si son capaces de hacer mucho daño y desestabilizar gobiernos.
Bibliografía
Bazo Escudero, Jorge. Stieg Larsson y su impresionante saga literaria Millenium, (versión digital [expedientecine.com]. enero 26 de 2012).
Casar Corredera, José Ramón. Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional, “El Ciberespacio, nuevo escenarios de confrontación”, 2012.
Conan Doyle, Arthur. Las memorias de Sherlock Holmes: El problema final (diciembre de 1893), Editorial del Cardo, 2010, disponible en: [http://www.biblioteca.org.ar/libros/154340.pdf].
De La Fuente, José Luis. “Rodolfo Usugli busca la verdad: Ensayo de un crimen, antecedente policiaco mexicano”, Alter Texto, vol. 1, n.º 1, 2003, Universidad de Valencia.
Dick, Emanuelsson. Latinoamérica Hoy (versión digital), 2009.
Forshaw, Barry. The Man Who Left Too Soon: the Biography of Stieg Larsson (London, John Blake, 2010), p. 19, citado en: “The Man Behind Millenium”, Review by Natalia Tylim, International Social Review –isr–, Issue 77, May-June, 2011.
Higuita, Otto. “Stieg Larsson: inclaudicable activista e insoslayable escritor: Del periodismo alternativo a la igualdad de género”, 2010, disponible en [www.rebelion.org/docs/118886.pdf].
Larsson, Stieg. “En Estocolmo también pueden cometerse atentados terroristas”, Expo Magazzine, 1995.
Larsson, Stieg. La reina en el palacio de las corrientes de aire, Barcelona, Destino, 2009.
Libertad Internacional Digital. “El auge de la extrema derecha en Europa, en el ojo del huracán”, 2011 (versión digital [libertetaddigital.com], 30 de julio de 2011).
Medina de Rebolledo, Carlos. Nuevo escándalo de espionaje político en Suecia. Escritor y periodista descubierto como agente de la kgb del Imperio de Rusia, Estocolmo.
Maldonado García, Antonio. “Suecia: últimas teorías sobre la muerte de Olof Palme”, 2012 (versión digital, [elpuercoespín.com.ar], política, periodismo y literatura, 18 de mayo de 2012).
Orfali, Birgitta. Institu des siences de la communication de cnrs, 2008.
Tylim, Natalia. “The Man Behind Millenium”, International Social Review –isr–, Issue 77, May-June, 2011.
1 Titulo que le da el personaje Mikael Blomkvist al número de la revista Millenium, en la que se revela la historia de los funcionarios de Estado que conspiraron contra Lisbeth Salander, en el tercer libro de la trilogía “La Reina en el Palacio de las Corrientes de Aire”.
* Psicóloga (Universidad Konrad Lorenz), Analista en criminología, asesora Vicepresidencia Técnica Seguros Bolívar, e-mail [sandra.acerosoto@gmail.com].
2 Párrafo con el que comienza el número de la revista Millenium, en la que se revela la historia de los funcionarios de Estado que conspiraron contra Lisbeth Salander, en el tercer libro de la trilogía La reina en el palacio de las corrientes de aire.
3 Karl Stig-Erland Larsson (Skelleftehamn, Västerbotten, 15 de agosto de 1954-Estocolmo, 9 de noviembre de 2004), conocido simplemente como Stieg Larsson fue un periodista y escritor sueco. Saltó a la fama tras su muerte, con la publicación de la trilogía de novelas policiacas Millennium, formada por Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire, tomado de [http://es.wikipedia.org/wiki/Stieg_Larsson ], (n. del ed.).
4 Arthur Conan Doyle. Las memorias de Sherlock Holmes: El problema final (diciembre de 1893), Editorial del Cardo, 2010, disponible en: [http://www.biblioteca.org.ar/libros/154340.pdf].
5 José Luis de La Fuente. “Rodolfo Usugli busca la verdad: Ensayo de un crimen, antecedente policiaco mexicano”, Alter Texto, vol. 1, n.º 1, 2003, Universidad de Valencia, p. 99.
6 Barry Forshaw. The Man Who Left Too Soon: the Biography of Stieg Larsson (London, John Blake, 2010), p. 19, citado en: “The Man Behind Millenium”, Review by Natalia Tylim, International Social Review –isr–, Issue 77, May-June, 2011.
7 Tylim. The Man Behind Millenium, cit.
8 Jorge Bazo Escudero. Stieg Larsson y su impresionante saga literaria Millenium, 2012 (versión digital [expedientecine.com]. enero 26 de 2012).
9 Dado que la trilogía se escribió a comienzos de 2000 y se publicó en 2005.
10 Otto Higuita. “Stieg Larsson: inclaudicable activista e insoslayable escritor: Del periodismo alternativo a la igualdad de género”, 2010, p. 21, disponible en [www.rebelion.org/docs/118886.pdf].
11 Libertad Internacional Digital, “El auge de la extrema derecha en Europa, en el ojo del huracán”, 2011 (versión digital [libertetaddigital.com], 30 de julio de 2011).
12 Antonio Maldonado García. “Suecia: últimas teorías sobre la muerte de Olof Palme”, 2012 (versión digital, [elpuercoespín.com.ar], política, periodismo y literatura, 18 de mayo de 2012).
13 Idem.
14 Stieg Larsson. “En Estocolmo también pueden cometerse atentados terroristas”, Expo Magazzine, 1995, p. 28.
15 Stieg Larsson. La reina en el palacio de las corrientes de aire, Barcelona, Destino, 2009, p. 201.
16 Larsson. La reina en el palacio de las corrientes de aire, cit., p. 209.
17 Ibid., p. 138.
18 Ídem.
19 Larsson. La reina en el palacio de las corrientes de aire, cit., p. 127.
20 Larsson. La reina en el palacio de las corrientes de aire, cit., 130.
21 Emanuelsson Dick. Latinoamérica Hoy (versión digital), 12 de noviembre 2009.
22 Larsson. La reina en el palacio de las corrientes de aire, cit., p. 387.
23 Larsson. La reina en el palacio de las corrientes de aire, cit., p. 385.
24 Ibid., p. 386.
25 José Ramón Casar Corredera. Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional, “El Ciberespacio, nuevo escenarios de confrontación”, España, 2012, p. 12.
26 Larsson. La reina en el palacio de las corrientes de aire, cit., p. 702.
27 Larsson. La reina en el palacio de las corrientes de aire, cit., p. 708.
Nuevos Paradigmas de las Ciencias Sociales Latinoamericanas issn 2346-0377
vol. III, n.º 6, julio-diciembre 2012, Sandra M. Acero S. pp. 69 a 104