María: una apuesta por la modernidad

y el abandono de lo romántico1

Adriana Constanza Cuevas Arias*

 

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María: a commitment to modernity

and the abandonment of romance

 

Resumen

 

A partir de un análisis sociocrítico de elementos como el cronotopo y su valoración por parte de los personajes de la novela María, obra de de Jorge Isaacs, el presente artículo expone una reflexión que se orienta a superar la clasificación de la novela como romántica y apuesta por una lectura de la modernidad. Esto ocurre mediante la observación del personaje de Efraín. Tal planteamiento difiere de algunos de los críticos de la literatura colombiana, cuyos estudios se concentran en el personaje de María como eje central y definitorio en la propuesta estética. Por ello se ubica la definición axiológica en la decisión de Efraín, quien opta por una salida estética moderna, abandonando la hacienda como espacio de felicidad para desplazarse a la ciudad. En ese marco se presentan tres apartados, así: primero, el cronotopo; segundo, el sistema de personajes; y por último, la toma de posición de la novela en el campo colombiano. 

 

Palabras clave: Romanticismo; Modernidad; Cronotopo y campo literario colombiano.

 

Abstract

 

Under a sociocritic approach, the present article points out a reading of the Colombian novel María, written by Jorge Isaacs. This reflection bets to overcome the traditional perspective on this masterpiece labeled as romantic. The author states an analysis of the possibility of a modern aesthetics, according to the reflection about Efraín (the protagonist), as well as his decision to leave the place of his childhood to explore urban places, in contrast to the romantic settings. In the first part of this work, there is an explanation of the chronotope of the novel. In the second part, the writer observes the characters system. And finally, there is an analysis on the value of the novel in the Colombian literary field. 

 

Keywords: Modernity, Romantic, Chronotope, Colombian Literary Field.

 

Fecha de presentación: 26 de septiembre de 2014. Revisión: 13 de octubre de 2014. Fecha de aceptación: 27 de noviembre de 2014.

 

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Tradicionalmente, la crítica ha enmarcado a la novela María del escritor vallecaucano Jorge Isaacs2, en el ámbito romántico; sin embargo, a la luz del análisis sociocrítico, aunque la novela sí configura una posición axiológica romántica, ésta desemboca en una salida moderna. Esta opción se evidencia al analizar al personaje protagónico de Efraín, quien se ve obligado a abandonar la hacienda de su padre para realizar estudios en el exterior. Las condiciones que enfrenta el joven lo conducen al abandono del paraíso de la hacienda, así como a asumir un estilo de vida diferente, dejando incluso al amor de la infancia. En definitiva, la actitud final de este personaje abre las puertas al sistema de valores de la modernidad y define la crisis novelesca en un plano que está más allá de lo romántico.

Para este análisis se organizan tres apartados. Primero se expone una sinopsis de la novela para la comprensión de la apuesta axiológica moderna, a partir del desarrollo del cronotopo3 (entendido éste en perspectiva del locus amœnus (lugar idílico)) y de la decisión del protagonista respecto al abandono de la actitud romántica, por lo que se retoma la propuesta de Norbert Elias. Seguido se observa el sistema de personajes y el héroe, igual que el estilo de la escritura. Tercero se analiza la toma de posición de la obra en el campo literario colombiano, para lo cual se recurre al concepto de Pierre Bourdieu, ubicando la novela como obra de arte en la dinámica cultural.

Para muchos estudiosos, retomar la propuesta literaria de María es sólo repetir el parlamento de la novela del romanticismo en Colombia; así se alude al amor y a la muerte4; sin embargo, lo que motiva el presente análisis es justamente la necesidad de hacer un estudio que saque a la obra de esta etiqueta y recupere su apuesta axiológica moderna, articulando el texto con relación al momento social y cultural de su producción.

María inicia contando la vida de Efraín, un joven vallecaucano que deja su tierra para estudiar en Bogotá, situación que le obliga a abandonar a su familia, la hacienda y a su prima María, quien está enamorada y sufre por su ausencia. Al terminar sus estudios en Bogotá, Efraín regresa a su casa en el Valle y luego de permanecer un tiempo con los suyos, su padre lo apoya para que realice estudios de medicina en Europa. Esta situación genera un distanciamiento entre María y su primo, lo que desencadenará efectos importantes en la decisión final del protagonista. Cuando el protagonista conoce la noticia de la muerte de su prima, sale hacia la hacienda y visita la tumba en que reposan los restos de la joven amada; entonces se despide de sus conocidos y parte para continuar su vida en la ciudad.

 

I. En cuanto al cronotopo…

 

Para aclarar la idea del cronotopo en la novela, es necesario recordar la importancia argumental de éste, pues es en ello que se anudan y se desenlazan los puntos problemáticos de la narración. Según Bajtín5, el cronotopo como la principal materialización del tiempo en el espacio constituye el centro de la concreción y plasmación representativa para toda la novela. Este aspecto establece un sistema de correlaciones entre valores, acciones y lenguaje, que evidencian las maneras de apropiarse del mundo en un personaje.

Si bien en María puede hablarse de la existencia de un cronotopo idílico que atañe a la posibilidad del momento romántico en la formación del protagonista, este constituye apenas un estadio en su configuración valorativa de su situación. El pasado con la familia y la prima de Efraín, quien es descrita por el narrador aludiendo a su belleza y delicadas maneras, evidencian un lenguaje del momento idílico, como en el siguiente apartado:

 

Cuando traté de reconocer en las mujeres que veía, a las hermanas que dejé niñas, María estaba en pie junto a mí, y velaban sus ojos anchos párpados orlados de largas pestañas. Fue su rostro el que se cubrió del más notable rubor cuando al rodar mi brazo de sus hombros rozó con su talle; y sus ojos estaban humedecidos, aún al sonreír a mi primera expresión afectuosa, como los de un niño cuyo llanto ha acallado una caricia materna6-7.

 

Además de esta mención a la belleza de la joven, aspecto que hace parte de la idealización construida por Efraín, se puede encontrar una serie de descripciones del paisaje que dibujan la naturaleza de América y contribuyen a la concepción del tiempo espacio romántico del primer momento de la formación del personaje protagonista. Así, lo primero es la vida feliz, la hacienda y la estadía con la familia; mientras que el encuentro con la modernidad cobra sentido en Londres Efraín, lugar desde el que se evoca los parajes del Valle del Cauca la infancia, refugio de la niñez.

El cronotopo idílico –de la vida familiar y campestre corresponde a un estadio premoderno–, y hace referencia al idilio laboral, debido a la presentación del trabajo de los campesinos; por ejemplo, la vida de José y su familia–, quienes aman trabajar para su señor, en una tierra que no les pertenece. Estos elementos son de importancia para definir la salida del protagonista, ante el fin del tiempo de la hacienda; esto determina la elección del estilo de vida moderna, marcado por el espacio urbano. Una idea clara de este punto se ve en el momento cuando el joven empieza a prepararse para el viaje a Londres, produciendo un desprendimiento de las personas que conoce y con quienes ha crecido en El Paraíso, la hacienda.

Inicialmente, debido a la favorabilidad del espacio campestre para la contemplación de la naturaleza y de la joven amada, el protagonista ubica la hacienda como posibilidad para la realización personal, ya que goza de una vida privilegiada. Entonces, los recuerdos de la infancia y la presencia de María estructuran un espacio-tiempo de la felicidad. Tal periodo es el más cercano a la actitud romántica; lo que implica que aún es posible la existencia del locus amœnus. Tal situación romántica inicial es el motivo por el que algunos críticos enmarcan la obra como romántica.

Y, ¿cómo se argumenta tal postura? El momento romántico de Efraín se encuentra en su deseo de mantenerse bajo la tutela del padre protector, gozando de las ventajas sociales que devienen de tal condición. De este modo, la obra muestra como el joven protagonista, en un primer momento, acoge la naturaleza y el amor en la seguridad de la familia; sin embargo, esta etapa es modificada por el deseo mismo del padre, quien hace que el joven opte por una carrera profesional, que debe ofrecer beneficios económicos a largo plazo para la familia, hecho que favorecerá la estabilidad familiar. El resultado de tal llamado paternal va transformando al joven y lo obliga a desplazarse a una ciudad distante, para adelantar sus estudios, primero en Bogotá y luego en Londres.

Cambiar del espacio campesino al urbano implica enfrentar las exigencias de un estado de la civilización más restrictivo. Así lo muestra la aparición de una serie de coacciones externas e internas a las que se ve obligado el personaje central, como miembro de la sociedad citadina, en su condición de estudiante. Esa nueva situación del protagonista impulsa a una modificación en sus comportamientos, debida a las coacciones que se generan por la existencia de relaciones de interdependencia entre los sujetos (instituciones: el colegio, la universidad)8. En esta medida, asumir una actitud romántica en la novela por parte de María y Efraín, se comprende como mecanismo de preservación del estadio premoderno, ante los ajustes sugeridos por la sociedad y sus instituciones urbanas.

Partiendo de la propuesta de Elias9, el espacio idealizado de la hacienda precede las restricciones de la vida moderna. Igualmente, la hacienda constituye un lugar para liberarse de las coacciones y autocoacciones –generadas por el proceso constante de civilización, de acuerdo con Elias10– de manera utópica, en ese instante el amor es posible; por esto, los individuos crean un mundo alterno que se configura en una vida social sencilla, entendida como más pura con respecto al mundo externo. Esto permite ver cómo el autor muestra el desarrollo de actitud axiológica del personaje de Efraín, en particular en el momento en que piensa en el tiempo de la hacienda y en María como forma de la realización vocacional:

 

Soñé que María era ya mi esposa: ese castísimo delirio había sido y debía continuar siendo el único deleite de mi alma: vestía un traje blanco vaporoso, y llevaba un delantal azul, azul como si hubiese sido formado de un jirón del cielo; era aquel delantal que tantas veces le ayudé a llenar de flores, y que ella sabía atar tan linda y descuidadamente a su cintura inquieta, aquel en que había yo encontrado envueltos sus cabellos: entreabrió cuidadosamente la puerta de mi cuarto, y procurando no hacer ni el más leve ruido con sus ropajes, se arrodilló sobre la alfombra, al pie del sofá: después de mirarme medio sonreída, cual si temiera que mi sueño fuese fingido, tocó mi frente con sus labios suaves como el terciopelo de los lirios del Páez: menos temerosa ya de mi engaño, dejóme aspirar un momento su aliento tibio y fragante; pero entonces esperé inútilmente que oprimiera mis labios con los suyos: sentóse en la alfombra, y mientras leía algunas de las páginas dispersas en ella, tenía sobre la mejilla una de mis manos que pendía sobre los almohadones: sintiendo ella animada esa mano, volvió hacia mí su mirada llena de amor, sonriendo como ella sola podía sonreír; atraje sobre mi pecho su cabeza, y reclinada así, buscaba mis ojos mientras le orlaba yo la frente con sus trenzas sedosas (193).

 

Este fragmento muestra como para Efraín, el amor de María es símbolo de perfección y pureza de sentimientos; su figura delicada y las comparaciones de la joven con la naturaleza fortalecen el deseo de alcanzar el amor y la felicidad en el ambiente campestre del latifundio, que conforma una organización menos restrictiva que la ciudad. Esto se evidencia en el siguiente apartado:

 

Había en su rostro bellísimo tal aire de noble, inocente y dulce resignación, que como magnetizado por algo desconocido hasta entonces para mí en ella, no me era posible dejar de mirarla. Niña cariñosa y risueña, mujer tan pura y seductora como aquellas con quienes yo había soñado, así la conocía; pero resignada ante mi desdén, era nueva para mí. Divinizada por la resignación, me sentía indigno de fijar una mirada sobre su frente (18).

¿Qué respalda la opción por la modernidad que da fin al instante de actitud romántica en Efraín? Si bien la voluntad de padre promueve una modificación en la vida del joven, quien termina por aceptar las coacciones que le impiden permanecer junto a su familia y su amada, el personaje el muchacho experimenta un complejo proceso de civilización que le exige controlar sus sentimientos por María, esto deviene en la obra en una posición axiológica moderna11, haciendo posible el cumplimiento de expectativas individuales del joven que favorecen una profesión, pero lejos del mundo de la infancia y su amada. La voz del padre expresa el interés por la modernidad en la novela, el proyecto de vida profesional:

 

Quedó mi padre satisfecho de mi atención durante la visita que hicimos a las haciendas; mas cuando le dije que en adelante deseaba participar de sus fatigas quedándome a su lado, me manifestó, casi con pesar, que se veía en el caso de sacrificar a favor mío su bienestar, cumpliéndome la promesa que me tenía hecha de tiempo atrás de enviarme a Europa a concluir mis estudios de medicina, y que debía emprender viaje a más tardar dentro de cuatro meses. Al hablarme así, su fisonomía se revistió de una seriedad solemne sin afectación, que se notaba en él cuando tomaba resoluciones irrevocables. Esto pasaba la tarde en que regresábamos a la sierra. Empezaba a anochecer, y a no haber sido así, habría notado la emoción que su negativa me causaba. El resto del camino se hizo en silencio. ¡Cuán feliz hubiera yo vuelto a ver a María, si la noticia de ese viaje no se hubiese interpuesto desde aquel momento entre mis esperanzas y ella! (10).

 

Esta intervención del protagonista plantea los propósitos modernizadores del padre y el obstáculo principal entre el joven y la vida en la hacienda. De este modo, la voluntad paterna en la toma de decisiones de Efraín impulsa la actitud axiológica del joven que se mueve de lo romántico (aquello que se instaura en el paisaje libre de coacciones, los jardines, la naturaleza en general y el amor de su prima), para dar cabida a la urbe como centro de la civilización y elemento clave de la modernidad que hace necesaria la aparición de nuevas restricciones en el comportamiento.

Así, la ayuda del padre del protagonista, los viajes y el alejamiento generan unas coacciones externas sobre María y su amado. La posible crisis se genera ya que, por un lado, él acepta que debe salir para realizar sus sueños, por otro, María se refugia en el mundo de los recuerdos de su amado y en la esperanza de verlo pronto. En el mundo de la joven no existen los obstáculos entre ella y su primo, y tampoco son necesarias las autocoacciones. Ella imagina que tiene cerca el amor de su vida y que pronto será su regreso, pero cuando vuelve a entrar en contacto con la verdad de la distancia, llora por la separación. Este punto permite identificar cómo el joven asume la condición de vida que demanda la civilización, en un primer momento impuesta por la figura paterna, voz de la modernidad, para luego, ser él mismo quien tome la decisión de partir. María no tiene alternativa y opta por una posición romántica que genera un mundo alterno, donde sus deseos de ver al ser amado es realidad. Un claro ejemplo de esta actitud de la joven se evidencia en el siguiente fragmento, allí, Efraín lee desde Londres una de las cartas de María:

 

Hacía dos semanas que estaba yo en Londres, y una noche recibí cartas de la familia. Rompí con mano trémula el paquete, cerrado con el sello de mi padre… He aquí algunos fragmentos de la carta de María: “Mientras están de sobremesa en el comedor, después de la cena, me he venido a tu cuarto para escribirte. Aquí es donde puedo llorar sin que nadie venga a consolarme; aquí donde me figuro que puedo verte y hablar contigo. Todo está como lo dejaste, porque mamá y yo hemos querido que esté así: las últimas flores que puse en tu mesa han ido cayendo marchitas ya al fondo del florero: ya no se ve una sola; los asientos en los mismos sitios; los libros como estaban y abierto sobre la mesa el último en que leíste; tu traje de caza, donde lo colgaste al volver de la montaña la última vez; el almanaque del estante mostrando siempre ese 30 de enero ¡ay, tan temido, tan espantoso y ya pasado! Ahora mismo las ramas florecidas de los rosales de tu ventana entran como a buscarte y tiemblan al abrazarlas yo diciéndoles que volverás (166).

Cabe señalar que en la obra, el amor es valorado altamente por los personajes, especialmente por María, quien se mantiene intachable en su comportamiento de fidelidad y devoción al joven, hasta el momento de su muerte. Por este hecho, ella llora desconsolada en la soledad de la habitación de su primo y pierde la esperanza de verlo sólo cuando siente muy resquebrajada su salud. Entonces le habla a Emma, la hermana de Efraín, y le comenta su resignación:

 

En la mañana que siguió a la tarde en que María me escribió su última carta, Emma, después de haberla buscado inútilmente en su alcoba, la halló sentada en el banco de piedra del jardín: dejábase ver lo que había llorado: sus ojos fijos en la corriente y agrandados por la sombra que los circundaba, humedecían aún con algunas lágrimas despaciosas aquellas mejillas pálidas y enflaquecidas, antes tan llenas de gracia y lozanía: exhalaba sollozos ya débiles, ecos de otros en que su dolor se había desahogado… – ¡Yo no quiero morirme sin volver a verlo aquí!... –Es que no saben que voy a morirme –respondió abrazando a Emma y sollozando contra su pecho. – ¡Morirte! ¿Morirte cuando Efraín va a llegar?... –Sin verlo otra vez, sin decirle... morirme sin poderlo esperar. Esto es espantoso –agregó estremeciéndose después de una pausa–; pero es cierto: nunca los síntomas del acceso han sido como los que estoy sintiendo… (188).

 

Esta actitud de la joven permite observarla como la representación de la melancolía y del reconocimiento de la verdad. Efraín no se limita a lamentarse por el alejamiento del mundo de su infancia, sino que empieza a contemplar a su prima en la lejanía. Por esto, el viaje a Londres es decisivo para que él establezca una jerarquía de valores en que la relación amorosa deja de ser la prioridad, deseo vital, y empieza a darle prelación al sentido racional, dejando de lado el pasado idílico, que si bien en un momento le hizo sentirse cómodo, al final de la obra no le es suficiente para alcanzar sus própositos en el mundo. De ahí que al visitar la tumba de su prima, el personaje no se pierde en llanto esperando la muerte, sino que sigue su camino para dejar ese mundo de la hacienda, con sus familiares y los recuerdos del amor, y así alcanzar desarrollo profesional.

 

Al dar la vuelta a un grupo de corpulentos tamarindos quedé enfrente de un pedestal blanco y manchado por las lluvias, sobre el cual se elevaba una cruz de hierro: acerquéme. En una plancha negra que las adormideras medio ocultaban ya, empecé a leer: “María” ... A aquel monólogo terrible del alma ante la muerte, del alma que la interroga, que la maldice... que le ruega, que la llama... demasiado elocuente respuesta dio esa tumba fría y sorda, que mis brazos oprimían y mis lágrimas bañaban. El ruido de unos pasos sobre la hojarasca me hizo levantar al frente del pedestal: Braulio se acercó a mí, y entregándome una corona de rosas y azucenas, obsequio de las hijas de José, permaneció en el mismo sitio como para indicarme que era hora de partir. Púseme en pie para colgarla de la cruz, y volví a abrazarme a los pies de ella para dar a María y a su sepulcro un último adiós... Había ya montado, y Braulio estrechaba entre sus manos una de las mías, cuando el revuelo de un ave que al pasar sobre nuestras cabezas dio un graznido siniestro y conocido para mí, interrumpió nuestra despedida: la vi volar hacia la cruz de hierro, y posada ya en uno de sus brazos, aleteó repitiendo su espantoso canto. Estremecido, partí a galope por en medio de la pampa solitaria, cuyo vasto horizonte ennegrecía la noche (194 y 195).

 

Lo anterior deja ver cómo la axiología romántica que engloba el desarrollo del personaje central en el espacio feliz se torna una imposibilidad y eso da paso a un sistema axiológico que favorece la modernidad y los valores individuales hacia el progreso en la ciudad. Por esto, el narrador no se queda presentando los personajes en el mundo del pasado, que incluso admite la esclavitud como parte de la organización social, sino que proyecta al individuo progresista –el padre de Efraín–, cuya actitud asume los cambios sociales; éste es el caso del fin de la hacienda y con ello, el fin de la estructura que incluye a los esclavos como propiedad.

Ese adiós al final es a María y al estado de premodernidad que ha terminado con el tiempo del latifundio, lo que hace que se abandone el ave negra, signo mítico de mal presagio, para asumir una vida establecida en una etapa civilizada que está dictada por lo urbano y la imagen de Europa como modelo. Así, mientras la hacienda hace referencia a un estado que puede decirse más primitivo, en que todavía existen los esclavos y prevalece la figura del señor, en este caso el padre de Efraín (quien a pesar de mostrarse bueno con su servidumbre, aún mantiene un sistema que niega la libertad), la ciudad –Bogotá y Londres– es signo de civilización, de realización individual y del ideal moderno de libertad y progreso. La urbe sugiere la emancipación del sujeto, entonces, se aprecia el gran abismo que se establece entre el mundo que habita María y el de su primo en los viajes. Además, el conocimiento que adquiere el joven lo hace un fuerte representante del hombre ilustrado, por lo que sus familiares se admiran, y están dispuestos a aprender de él. Ésta es la razón por la que la madre de Efraín quiere que él enseñe a Emma y a María algunas cosas de las que ha aprendido.

De acuerdo con la narración, Efraín opta por la salida moderna de su problemática; ésta posición es respaldada por personajes como el padre y se enmarca en la relación respecto a la idea de tener una carrera universitaria, vista como el modo de vida civilizado y benéfico. Así, Efraín es movido por las exigencias urbanas, razón por la cual asume, progresivamente, las coacciones y autocoacciones que lo desprenden de la hacienda y del idilio con su prima fallecida.

Con la llegada del nuevo orden en la narración (la ciudad), los cambios se observan de forma paulatina. Esto se explica en el marco del proceso “civilizatorio”, visto como el paso de un estado premoderno a un estado evolutivo nuevo en la escala histórica, la modernidad; en este caso, la estructura impuesta por el esquema de la hacienda termina por dejar de ser el centro de la vida, posicionando el espacio urbano de los países independientes de España en América. De este modo, la Independencia que generó nuevas interrelaciones entre las sociedades, así como nuevas formas de coacción social, impuestos etc., es también un hecho histórico que trasciende la historia y le permite al personaje asumir un estilo de vida diferente. Cabe decir que las transformaciones que trajo este hecho dieron un cambio de organización social, económica y cultural; así, la estructura del latifundio se vio desplazada por los grandes centros urbanos e industriales, fundamentales en una nueva forma económica capitalista que promueve la independencia económica y una salida es la vida profesional. Este cambio en el orden económico hace que el padre del protagonista –hacendado del Valle del Cauca–, se vea obligado a instalarse en la ciudad, abandonando su hacienda y la vida del campo, por la vida citadina en Cali, enviando a su hijo al exterior para que la familia entre en proceso de cambio hacia la posible modernidad12.

Efraín es motivado por su padre a alcanzar el sueño ilustrado moderno, estudiar medicina. La figura paterna no favorece la posición axiológica romántica del protagonista. Así, el padre es ayudante13 en la conformación de la actitud moderna del héroe. Por otro lado, Emma retrasa el paso de la salida del protagonista al apoyar la relación idílica con María. Otro posible obstáculo que se presenta al héroe es su misma permanencia en la hacienda, es la vida de comodidades y la cercanía de su prima que le impiden, al principio, asumir su individualidad. Entonces, el joven visita la tumba de su prima, acción que puede denominarse un aliado, para que joven opte definitivamente por modificar sus prioridades. De una u otra forma, el último viaje se presenta como un hecho favorable a la axiología moderna; su lugar no está al lado de la familia, sino en Europa terminando sus estudios. Esto concreta la axiología del personaje, alejándolo del mundo idealizado y permitiéndole que se reconozca como individuo. Tal actitud favorece el fin de los días de la felicidad en la hacienda. Efraín acepta su realidad y viaja a Europa, donde se experimenta la modernidad, en términos del proceso de civilización.

Esta perspectiva muestra que la posición romántica no es la única voz que valora el mundo novelesco; se trata de un tránsito en que ella es solo el principio en la formación del héroe.

Por ende, la voz de la modernidad se manifiesta gracias al padre, cuyo propio nombre, de origen inglés, representa la voz de Europa moderna. Por eso, la propagación de los valores de un individuo libre en su hijo y el apoyo a sus deseos de ser profesional, muestran la consciencia que tiene el padre del devenir histórico y de progreso que arrasa con una forma de organización social y económica premoderna, sin mayores restricciones. Este hecho explica el dialogismo en la obra14.

Cabe mencionar que en María existe una voz primordial que es la del héroe evaluador del mundo y quien sostiene su proyecto personal gracias a las voces de otros personajes que se unen en su propósito; sin embargo, existen otras voces que ayudan a contrastar su opinión y contraponer otras: una que responde a la premodernidad en el sistema de la hacienda y María, y otra, correspondiente a la modernidad y su exigencia en el sistema capitalista. La voz del héroe es la del personaje narrador de Efraín, cuya posición axiológica se muestra en movimiento de evolución. Por ello, al principio, él experimenta una etapa de actitud romántica y luego, decide asumir una actitud moderna que tiende más a lo individual. El personaje es ayudado por el padre, la voz ordenadora que llega desde afuera hacia América Latina, así, el hijo es motivado a buscar la realización personal que se propicia con los viajes a la ciudad de Bogotá, y, en especial, a Londres. Esta última situación es la que al momento de visitar la tumba de María, define la salida moderna a la problemática romántica esbozada en la novela.

 

II. El sistema de personajes…

 

Como establecen Bremond15 y Bourneuf16, es necesario aclarar que la red de relaciones que configuran los personajes se valora en sus posibles implicaciones axiológicas, haciendo énfasis en la relación del héroe con los otros. Este punto determina unas funciones para cada uno. El héroe constituye la fuerza temática y conduce a un juego o conflicto en la obra, este es el caso de Efraín, quien es beneficiario de la acción del padre y lleva a la articulación en la obra. Según Bajtín, al analizar la poética de Dostoievski, con el héroe se intenta polemizar, desarrollar unos puntos de vista, ya que él posee una autoridad axiológica y es independiente de la del autor; de ahí el valor del protagonista de María17.

Esto se relaciona con la idea de la voz del héroe-narrador y la de los demás personajes que expresan sus puntos de vista. Para el caso de María, la axiología romántica es abandonada al optar por la axiología moderna en la situación final. Del mismo modo, el héroe “es un punto de vista particular sobre el mundo y sobre sí mismo, como una posición plena de sentido que valore la actitud del hombre hacia sí mismo y hacia la realidad circundante”18. Entonces, Efraín es un punto de vista sobre el mundo, la función de Isaacs es vislumbrar la “autoconciencia del héroe”19; su realidad es autónoma, lo que explica en la toma de posición moderna. Por esto, a pesar de que existan ciertas similitudes con la realidad del autor, éstas no son simplemente un espejo idéntico de la realidad, sino una elaboración artística por parte del autor.

La red de personajes apoya o se oponen a los objetivos del héroe, debido a que en la obra apreciamos la transición de una posición axiológica romántica a una moderna; así, encontramos dos formas de revisar el sistema de personajes con respecto al héroe: la primera, cuando Efraín se encuentra en la hacienda y considera posible la idea de conservar la vida sencilla que le ofrece su condición social y su relación amorosa con María; la segunda, cuando esta situación empieza a modificarse y a dar fuerza a la axiología moderna e individual del héroe, donde los viajes del joven a Bogotá y a Londres son fundamentales para asumir un proyecto profesional, optando por el estilo de vida urbano.

De acuerdo con Bourneuf y Ouellet20, en el sistema de personajes se generan una serie de factores que podemos denominar agentes de la acción, es decir, quienes dan dinamismo a la narración por medio de las acciones. Así encontramos personajes que se convierten en posibles adyudantes del héroe y con sus acciones permiten que avance la narración. Por ejemplo, en la novela hay personajes que hacen que Efraín se sienta cómodo en la hacienda de su padre y disfrute de la compañía de María; ellos son ayudantes para él en el momento de su actitud romántica. Un ejemplo es el personaje de Emma, hermana de Efraín, quien se da cuenta del sentimiento entre los dos jóvenes y se convierte en colaboradora para que compartan ciertos momentos, como los espacios de las clases que la madre quería que las muchachas recibieran de él, después de haber estado en Bogotá, como se observa en el siguiente fragmento del capítulo xii:

 

Hablé a María y a mi hermana del deseo que habían manifestado ellas de hacer algunos estudios elementales bajo mi dirección: ellas volvieron a entusiasmarse con el proyecto, y se decidió que desde ese mismo día se daría principio… Emma había sorprendido el secreto y se complacía en nuestra inocente felicidad. ¿Cómo ocultarle yo en aquellas frecuentes conferencias lo que en mi corazón pasaba? Ella debió de observar mi mirada inmóvil sobre el rostro hechicero de su compañera mientras daba ésta una explicación pedida (20).

 

Ahora bien, hay otros personajes que favorecen este momento, entre ellos se encuentran los esclavos, la familia de José y su madre, aunque ésta última de forma involuntaria, ya que su deseo de educar a las muchachas hace que María y su primo permanezcan juntos más tiempo. Además de ellos, Juan, el hermano pequeño de Efraín, a quien ellos consentían, contribuye a conservar el idilio. Estos aspectos propician el mundo alterno en el que se refugia María al partir su primo.

Cabe decir que la actitud romántica se instala en el personaje de María, mientras que se modifica en Efraín. Esta transición bien permite una nueva red de relaciones entre los personajes –es decir, el sistema de personajes– que está directamente referida a la manifestación de la posición moderna del héroe en la obra. Así, las funciones se invierten con respecto al deseo de Efraín; en los momentos en que el joven vacila entre la vida de la hacienda y la urbana, surge el conflicto del héroe.

Como agentes de acción y oponentes a la felicidad y el mundo campestre, es decir, los que fomentan la axiología moderna en Efraín, se encuentran: el padre, quien quiere que su hijo viaje para que estudie medicina; sus viajes, el primero a Bogotá, al colegio del doctor Lorenzo María Lleras21 –reconocido en la historia como un colombiano liberal fundador del colegio del espíritu Santo–, es necesario mencionar que este hecho también puede llamarse obstáculo para la actitud romántica del héroe; otra de las dificultades que aparece es la figura de Carlos, quien pretende a María, y es apoyado por el padre en su intento de formalizar un compromiso con su prima. Es importante considerar que hay dos momentos decisivos: el viaje a Londres y las condiciones precarias de la salud de María que la llevan a la muerte. Esta última se convierte en elemento definitivo, ya que, para el momento final, puede notarse cómo Efraín no vacila en optar por seguir viviendo, siendo responsable de sí mismo22, a pesar del dolor que le causa la muerte de su prima. Los viajes del héroe son manifestación de obstáculo para que el joven concrete la actitud romántica, que se desarrolla con más claridad en la joven, apegada más a la existencia de un espacio idílico.

 

III. La toma de posición de la novela en el campo literario colombiano

 

Respecto a este punto, es necesario considerar que María configura una toma de posición moderna en el campo23 literario Colombiano. Esta posición se asume respecto a la actitud del héroe en el mundo, donde el ser humano debe ser responsable de su propia vida, Kant en su respuesta a la pregunta ¿Qué es la Ilustración?24, plantea que para alcanzar la actitud ilustrada, en términos de alcanzar la modernidad, la Ilustración debe entenderse como el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin verse guiado por algún otro. Por ello, aunque el padre de Efraín impulsa el cambio en el joven, no es un oponente a la modernidad, sino el principio de la independencia del hijo. Así, la novela abandona la postura romántica de algunas versiones de la crítica, elaborando un planteamiento artístico que muestra las relaciones de los personajes en un espacio y tiempo posible, que estructura su postura respecto la sociedad y la cultura. Que sea ésta una oportunidad para evaluar los acercamientos a la literatura colombiana y para recuperar sus sentidos.

Bibliografía

 

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1 El presente artículo se basa en la ponencia presentada en el xxiv Congreso Nacional de Lingüística, Literatura y Semiótica, realizado en Valledupar, 2006.

* Magíster en Literatura Hispanoamericana Instituto Caro y Cuervo, e-mail [adrianamagister@gmail.com].

2 Jorge Ricardo Isaacs Ferrer (Cali, 1.º de abril de 1837-Ibagué, 17 de abril de 1895), Novelista y poeta colombiano del género romántico. La novela de 65 capítulos se publicó por primera vez en 1867.

3 Cronotopo (del griego: kronos = tiempo y topos =espacio, lugar), se refiere a las relaciones temporales y espaciales que se involucran en forma artística en la literatura.

4 Ayala Poveda dice con relación a la novela María que: Este mundo de amor y muerte ha sido una y otra vez simplificado, una y otra vez interpretado. Fernando Ayala Poveda. Manual de literatura colombiana, Bogota, Educar, 1994, pp. 233 y 234.

5 Mijaíl M. Bajtín. Problemas de la poética de Dostoievski, México D. F., Fondo de Cultura Económica, 1988, p. 460.

6 Jorge Isaacs. María, Carácas, Biblioteca Ayacucho, 1988, p. 5.

7 De aquí en adelante las citas de la novela se presentarán con el número de página en paréntesis.

8 Norbert Elias. El proceso de civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas, México D. F., Fondo de Cultura Económica, 1994.

9 Elias. El proceso de civilización…, cit.

10 Norbert Elias. La sociedad cortesana, cap. viii,Sobre la génesis social del romanticismo aristocrático en el curso del acortesanamiento”, México D. F., Fondo de Cultura Económica, 1996, p. 285.

11 Es necesario decir que la axiología moderna del personaje se entiende como una visión civilizada en un estado menos primitivo con respecto al de la hacienda, en el sentido del estudio del proceso de civilización de Norbert Elias. Así mismo, se tienen en cuenta los parámetros que orientaron la ilustración en Europa como lo menciona Immanuel Kant con respecto a alcanzar la mayoría de edad, así que para Efraín la independencia de su familia será el primer paso para abandonar la minoría de edad.

12 Romero explica esta transformación de la siguiente manera: “En las viejas haciendas se seguía trabajando como siempre […] Pero poco a poco las cosas comenzaron a cambiar. Sin duda varió la actitud de los hacendados […] el productor comprendió que no debía perder de vista los mecanismos de la exportación, porque en ella radicaban las nuevas posibilidades que le ofrecía el mercado internacional, estimulado por el desarrollo industrial de Europa y de Estados Unidos”. José Luis Romero. Latinoamérica las ciudades y las ideas, Medellín, Universidad de Antioquia, 1999, p. 175.

13 Entiéndase ayudante en términos de la idea que Bremond explica en “lógica de los posibles narrativos” como la figura del aliado. Esta figura es, entonces, un facilitador para el héroe. Roland Barthes et al. Introducción al análisis estructural de los relatos, Madrid, Ediciones Niebla, 1976, p. 94.

14 Bajtín dice al respecto, que “La novela es la variedad de lenguas artísticamente organizada; a veces es un plurilingüismo y una polifonía individual”. Mijaíl M. Bajtín. “La palabra en la novela”, en Problemas literarios y estéticos, Alfredo Caballero (trad.), La Habana, Arte y Literatura, 1986, p. 87. “La pluralidad de voces y conciencias independientes e inconfundibles, la auténtica polifonía de voces autónomas…”. Íd. Problemas de la poética de Dostoievski, cit.

15 Roland Barthes et al. Introducción al análisis estructural de los relatos, Madrid, Ediciones Niebla, 1976.

16 Roland Bourneuf y Réal Ouellet. La Novela, Barcelona, Ariel, 1975.

17 Bajtín dice claramente: Con los héroes se polemiza, se aprende, se intenta desarrollar sus puntos de vista hasta formar un sistema acabado. El héroe posee una autoridad ideológica y es independiente, se percibe como autor de una concepción ideológica propia y no como objeto de la visión artística de Dostoievski. Bajtín. Problemas de la poética de Dostoievski, cit., p. 71).

18 Ibid., p. 71.

19 Ídem.

20 Bourneuf y Ouellet. La Novela, cit.

21 Bogotá, 7 de septiembre de 1811-3 de junio de 1868, educador, poeta y político.

22 Immanuel Kant. ¿Qué es la ilustración?, Madrid, Alianza Editorial, 2004, p. 83.

23 En esta parte, conviene citar la definición de campo de Pierre Bourdieu, a través del cual se entiende el concepto de campo literario que es de particular interés para este estudio: “El campo es una red de relaciones objetivas (de denominación o subordinación, de complementariedad o antagonismo, etc.) entre posiciones: por ejemplo, la que corresponde a un género como la novela o a una subcategoría como la novela mundana, o, desde otro punto de vista, la que identifica una revista, un salón o un cenáculo como los lugares de reunión de un grupo de productores. Cada posición está objetivamente definida por su relación objetiva con las demás posiciones, o, en otros términos, por el sistema de propiedades pertinentes, es decir eficientes, que permiten situarla en relación con todas las demás en la estructura de la distribución global de las propiedades […] A las diferentes posiciones (que en un universo tan poco institucionalizado como el campo literario o artístico sólo se dejan aprender a través de las propiedades de sus ocupantes) corresponden tomas de posición homólogas, obras literarias o artísticas evidentemente, pero también actos y discursos políticos, manifiestos o polémicas, etc., lo que impone la recusación de la alternativa entre la lectura interna de la obra y la explicación a través de las condiciones sociales de su producción o su consumo”. Bourdieu, Pierre. Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo literario, Barcelona, Anagrama, 1997, p. 342).

24 Kant. ¿Qué es la ilustración?, cit., p. 83.

 

Nuevos Paradigmas de las Ciencias Sociales Latinoamericanas issn 2346-0377

vol. V, n.º 10, julio-diciembre 2014, Adriana C. Cuevas A. pp. 141 a 164

Edición de María de fines del siglo xix.

Tomada de [http://albertobatalla.blogia.com/2014/121001-isaacs-reload.php].

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Jorge Isaacs (1837-1895).

Tomada de [http://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Isaacs].

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El Valle del Cauca, ubicado al suroccidente de Colombia. Tomada de [http://albertobatalla.blogia.com/2014/121001-isaacs-reload.php].

Hacienda El Paraiso, bucólico lugar donde se desarrola la trama de María. Tomada de [http://www.destinosyplanes.com/portal/index.php?option=com_content&view=article&id=244:hacienda-el-paraiso&catid=109:sitios-turisticos&Itemid=97&lang=es].

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Escultura en el Parque de los Poetas de Cali,

donde se representan a María y Efraín.

Tomada de [http://www.turismoenfotos.com/7457:parque-de-los-poetas?dim=5].

Pórtico de entrada a la hacienda El Paraiso. Tomada de [http://www.experienciacolombia.com/fotos.php?Colombia=(Valle-Del-Cauca)&entrant=18].

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Alegoría de Efraín y María, en la hacienda El Paraiso. Tomada de

[http://www.experienciacolombia.com/fotos.php?Colombia=&entrant=70].

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Busto de Jorge Isaacs entregado por la Academia de Historia del Valle en 1954, en la hacienda El Paraiso. Tomada de [http://lefrarc.blogspot.com/2012/10/hacienda-el-paraiso.html].

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Plano de la hacienda El Paraiso. Tomada de

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Jorge Isaacs, en un grabado elaborado con base en una fotografía por la casa Thomas de la Rue para el billete de cincuenta mil pesos. Tomada de [http://www.banrepcultural.org/visitas-tematicas/numismatica/jorge-isaacs-billete-cincuenta-mil].

Estampilla de 1987 conmemorativa de Jorge Isaacs. En el fondo, la hacienda El Paraiso y Efraín cortejando a María. Tomada de [http://www.mountainstamp.com/Colombia%20pages/Colombia%20unknown%20mountains.html].

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Escena de María, del álbum de 1922 que se conservó. La película se perdió para siempre. Tomada de [http://www.colarte.com/colarte/foto.asp?idfoto=249781].

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María, Casa Editorial Mateu, 1899, Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá.

Tomada de [http://www.banrepcultural.org/node/73180].

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Cartel de la película María, de 1972.

Tomada de [http://www.banrepcultural.org/node/101499].

Edición de María, de la Tipografía de Aguilar e Hijos de 1886, adornada con 10 litografías a dos tintas y dos cromos, tomada de la edición de la Biblioteca “Arte y Letras” de Barcelona.

Tomada de [http://articulo.mercadolibre.com.mx/MLM-486711225-antiguo-libro-maria-jorge-isaacs-1886-_JM#redirectedFromParent].

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Tumba de Jorge Isaacs, en el Museo Cementerio San Pedro, Medellín, Colombia.

Tomada de [http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Museo_Cementerio_San_Pedro(4)-Medellin.JPG].

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Portada de El caballero de las lágrimas, biografía de Jorge Isaacs de Luis Carlos Velasco Madriñán, Cali, Editorial América, 1942.

Tomada de [http://www.banrepcultural.org/node/73178].

Casa de El Peñón, donde Jorge Isaacs escribió la María, fotografía ca. 1940.

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Jorge Isaacs en 1856. Revista Ilustrada, n.º 12, abril de 1899.

Biblioteca Luis Angel Arango, Bogotá.

Tomada de [http://www.banrepcultural.org/node/73178].

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