Capitalismo e interculturalidad en  
contextos tecno-culturales  
Bernardo Pérez Salazar*  
mn  
Capitalism and interculturality  
in techno-cultural contexts  
Resumen  
Este artículo de reflexión explora algunos de los efectos erosivos traídos por los ecosiste-  
mas comunicativos tecno-culturales de la revolución de las tecnologías de la información y  
la comunicación en curso durante el siglo xxi. El debilitamiento de los mecanismos de con-  
trol social y socialización que apoyaron la irresistible expansión del capitalismo, incluida la  
escuela, ha abierto espacios a los pueblos y comunidades subordinadas para encontrar sus  
propios proyectos de identidad y vida, y la posibilidad de discutir el derecho a la reparación  
intercultural como remedio a las injusticias pasadas. Pero a la vez, este mismo efecto erosivo  
de los ecosistemas comunicativos tecno-culturales que son, además, experiencia cultural, en-  
torno informacional y espacio educacional, encamina a los individuos hacia formas de vida  
urdidas con base en fragmentos de raigambres culturales propias, ajenas e hibridas. Es decir,  
este nuevo mundo también constituye una amenaza para los proyectos esencialistas inter-  
culturales y conservacionistas que buscan salvaguardar las formas tradicionales de vida y  
conocimiento.  
Palabras clave: Cultura; Tecnologías de la información y la comunicación; Interculturalidad;  
Socialización; Aculturación  
Comunicador social de la Universidad del Valle. Magíster en planificación del desarrollo region-  
al, Institute of Social Studies (La Haya, Reino de los Países Bajos). Investigador y docente de la  
Facultad de Derecho Universidad Católica de Colombia. Actualmente, candidato al doctorado en  
educación de la Universidad Santo Tomás de Bogotá; e-mail [bperezsalazar@yahoo.com], orcid  
Nuevos Paradigmas de las Ciencias Sociales Latinoamericanas  
issn 2346-0377 (en línea) vol. XII, n.º 24, julio-diciembre 2021, Bernardo Pérez S. pp. 7 a 16  
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donde el conocimiento se produce de manera cada vez más descen-  
tralizada. En consecuencia, los aparatos estatales se enfrentan en for-  
ma progresiva a interactuar con un creciente número de agentes de  
intereses, que además de nuevos conocimientos, controlan de mane-  
ra estratégica recursos tecnológicos, sociales, económicos y políticos,  
cuyo concurso se requiere para garantizar la gobernabilidad en un  
mundo propenso a las turbulencias2.  
Abstract  
This reflection article explores some of the erosive effects brought by techno-cultural com-  
municative ecosystems in the information and communication technologies revolution du-  
ring the course of the 21st century. With the weakening of the social control and socialization  
mechanisms that supported capitalism´s irresistible expansion, including schools, subordi-  
nate peoples and communities are finding breathing spaces for their own projects of identity  
and life, and the possibility of discussing the right to intercultural reparation as a remedy to  
past injustices. However, this same erosive effect of techno-cultural communicative ecosys-  
tems that are, simultaneously, cultural experience, informational environments, and educa-  
tional spaces, directs individuals towards lifestyles woven on fragments of their own, but  
also of alien and hybrid cultural strands. In short, this new world also constitutes a threat to  
essentialist intercultural and preservationists projects seeking to safeguard traditional ways  
of life and knowledge.  
I. Ecosistemas comunicativos tecno-culturales  
y rupturas generacionales  
Sobre el desarrollo continuado de las tecnologías de información y  
comunicación navegan las redes características de las culturas pre-fi-  
gurativas descritas por la antropóloga Margaret Mead desde la dé-  
cada de los 1970 para dar cuenta del fenómeno de la ruptura genera-  
cional3. Según Mead, en el contexto de las culturas prefigurativas, los  
pares suplantan a autoridades, padres y maestros como los princi-  
pales referentes en el proceso de socialización. Por consiguiente, en  
ellas se reduce de manera visible la dependencia y reverencia tanto  
de las estructuras de poder y el conocimiento de las generaciones  
anteriores, como de las secuencias logo-céntricas que transmiten la  
escuela y los textos impresos sobre las formas de la vida, del saber  
y de razonar. Es decir, dejamos atrás el mundo en el que la enseñan-  
za-aprendizaje consistía sobre todo en un ejercicio primordialmente  
de condicionamiento y de formación de identidades preestablecidas,  
en el que se aprendía por la imagen. Ahora habitamos un mundo en  
el que aprendizaje y pensamiento se estructuran en la actividad de la  
percepción: se aprende de la imagen. La escuela y los libros dejan de  
ser las principales formas de transmisión y circulación de saberes, y  
son reemplazados por el ecosistema comunicativo tecno-cultural del  
presente, que es a la vez experiencia cultural, entorno informacional  
y espacio educacional, donde las formas de vida, de saber, de razonar  
Keywords: Culture; information and communication technologies; interculturality; socializa-  
tion; acculturation.  
Fecha de presentación: 9 de febrero de 2021. Revisión: 3 de marzo de 2021. Fecha de aceptación:  
4 de mayo de 2021.  
ef  
Introducción  
La acumulación de nuevos conocimientos gana velocidad en el mundo  
globalizado. Si bien en distintas ramas de actividad varía la velocidad  
de su acumulación, –se estima que en el campo de la nanotecnología  
el conocimiento acumulado se duplica cada dos años, y en ámbitos  
clínicos lo hace cada 18 meses–, resulta claramente constatable que  
el proceso está en plena aceleración. Es probable que en un futuro  
cercano la acumulación de conocimientos se duplicará en cuestión de  
días, o incluso, de horas.  
Este torrente de nuevos conocimientos, información y pensa-  
mientos confirma que la vida social se transforma a una velocidad in-  
usitada. La ubicua penetración de tecnologías y redes de información  
y comunicación en todas las esferas es el motor que continúa acele-  
rando el proceso1. Además, presenciamos un escenario globalizado  
2
Maarten Hajer. A frame in the fields: Policymaking and the reinvention of politics, en  
Marteen Hajer y Hendrik Wagenaar (eds.). Deliberative Policy Analysis. Understanding  
Governance in the Network Society, Cambridge, Cambridge University Press, 2003, pp. 88  
a 110.  
1
George Siemens. “Conectivismo: Una teoría de aprendizaje para la era digital, Diego E.  
Leal Fonseca (trad.), 2004, disponible en [https://ateneu.xtec.cat/wikiform/wikiex-  
3
Margaret Mead. Cultura y compromiso: estudio sobre la ruptura generacional, México D.  
F., Gedisa, 1990, pp. 99 y ss.  
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issn 2346-0377 (en línea) vol. XII, n.º 24, julio-diciembre 2021, Bernardo Pérez S. pp. 7 a 16  
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y de proyectar la propia identidad se estructuran, circulan y se trans-  
forman en el intercambio instantáneo con los pares con los cuales se  
comparte la exploración del mundo tecno-cultural4.  
II. Capitalismo, escuela y formas  
de aprender y pensar  
Como es natural, el mundo tecno-cultural del presente no emer-  
ge en el vacío: sus condiciones de posibilidad están con claridad ins-  
critas en una distribución geográfica y social del poder tecnológico,  
económico, político y cultural, que refleja y reproduce los dispositivos  
de subordinación, despojo e instrumentalización a través de los cua-  
les se expande el capitalismo como sistema económico y de control  
social, en sus distintas manifestaciones, desde el colonialismo hasta  
el capitalismo clientelista (en inglés, crony capitalism) del presente.  
El actual mundo tecno-cultural por lo tanto es producto de procesos  
históricos orientados en forma expresa desde un principio a la asimi-  
lación y luego a la integración de los pueblos y las culturas periféricas  
a esos centros geográficos y sociales de poder5.  
En consecuencia, tanto la investigación académica colonial e im-  
perialista de Occidente, al igual que la epistemología y producción de  
conocimientos escritos para su trasplante a contextos periféricos y,  
también, la escuela logo-céntrica, sirvieron en su momento como pie-  
zas clave en los proyectos de subordinación, aculturación y por último  
de integración nacional de aquellos pueblos con tradiciones distintas  
a las culturas hegemónicas coloniales de Occidente. Todo lo que no  
estuviese sancionado desde la lectura de textos impresos, las aulas  
de clase y el conocimiento experto sobre las formas de vida, de saber  
y de razonar, quedaba anulado o desacreditado incluidas las propias  
tradiciones, identidades y condicionamientos locales subordinadas.  
En buena medida, el universalismo Occidental que subyace al discurso  
del reconocimiento generalizado de los derechos humanos en Europa  
y Norteamérica se destacó durante siglos como evidencia de su supe-  
rioridad cultural, en contraste con las prácticas barbáricas observa-  
das en las demás sociedades del mundo no Occidental. Sin embargo,  
otras visiones ubican la difusión de los derechos humanos en el mun-  
do contemporáneo como una forma de terapia masiva formulada para  
mitigar las patologías sociopolíticas que agobian al humanismo occi-  
dental, entre ellas, la intolerancia religiosa, la doctrina del realismo  
político (Realpolitik), el colonialismo extractivo y la discriminación  
sistemática, entre otras6.  
Otros autores llaman la atención al persistente déficit en la rea-  
lización de los derechos humanos. Como tal, por lo general permane-  
cen declarados sin hacerse efectivos para gran parte de la población.  
En particular entre aquellos grupos socialmente más frágiles ante el  
proceso de expansión del capitalismo, afectados por problemas como  
el desempleo; las barreras de acceso a la tierra, a otros recursos pro-  
ductivos escasos y a servicios sociales básicos; la concentración del  
ingresos y del poder político; las externalidades incontroladas del sis-  
tema económico que degradan los sistemas de soporte natural; y los  
abusos económicos, administrativos y judiciales, entre otros7.  
Paradójicamente, en ámbitos políticos y jurídicos de muchos paí-  
ses de América Latina fue el discurso humanista y liberal de Occidente  
sobre derechos humanos el que desembocó en los enfoques diferen-  
ciales, de inclusión social y de la reparación integral de daños anti-  
jurídicos contra la integridad cultural de pueblos indígenas y comu-  
nidades tribales. En Latinoamérica, en décadas recientes ha cobrado  
vigor el reconocimiento de la interculturalidad, en particular a par-  
tir de la ratificación del Convenio 169 de 1989 de la Organización  
4
Jesus Martín Barbero. “Heredando el futuro. Pensar la educación desde la co-  
municación, en Nomadas, n.° 5, 1996, disponible en [https://www.redalyc.org/  
pdf/1051/105118998002.pdf]; ver también id. “La educación en el ecosistema comuni-  
cativo, en Comunicar, vol. vii, n.° 13, octubre de 1999, pp. 13 a 21, disponible en [https://  
5
Raquel Yrigoyen Fajardo. “Hitos del reconocimiento del pluralismo jurídico y el de-  
recho indígena en las políticas indigenistas y el constitucionalismo andino, en Mikel  
Berraondo López (coord.). Pueblos indígenas y derechos humanos, Bilbao, Instituto de  
Derechos Humanos - Universidad de Deusto, 2006, pp. 537 a 568, disponible en [https://  
biblioteca.corteidh.or.cr/tablas/24006.pdf]; ver también Comisión Económica para  
América Latina y el Caribe –cepal–. Los pueblos indígenas en América Latina. Avances en  
el último decenio y retos pendientes para la garana de sus derechos, Santiago de Chile, ce-  
6
7
Otfried Höffe. “Moral Reasons for an Intercultural Criminal Law. A Philosophical  
Attempt, en Ratio Juris, vol. 11, n.° 3, September, 1998, pp. 206 a 227.  
Bas de Gaay Fortman. “Laborious Law, en Human Rights Working Papers, n.° 15, 2001,  
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issn 2346-0377 (en línea) vol. XII, n.º 24, julio-diciembre 2021, Bernardo Pérez S. pp. 7 a 16  
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Internacional del Trabajo –oit–8. Con este instrumento se estableció  
el derecho de consulta, al consentimiento libre, previo e informado  
y a la participación plena y efectiva de los pueblos indígenas en los  
proyectos y obras de desarrollo que los afectan. Más adelante, y en  
el mismo sentido, se estableció en 2007 la Declaración de Naciones  
Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas9.  
soportan el flujo no solo de información, sino también de relaciona-  
mientos productivos y recreativos que mezclan literaturas escritas y  
audiovisuales, dando lugar a modos híbridos de lectura de la propia  
experiencia social y de la narratividad cultural que se hace de la mis-  
ma. De esta manera, pierden el cauce tanto los condicionamientos de  
la escuela como los procesos de formación de identidad territorial y  
nacional, y son reemplazados por montajes de conexiones en red que  
permiten una variedad de recorridos que de modo permanente relo-  
calizan la identidad, desterritorializándola10.  
III. Erosión de la identidad nacional  
e identidades relocalizadas  
Es decir, la expansión del propio sistema capitalista ha dado lugar  
al mundo tecno-cultural que en forma progresiva amenaza con redu-  
cir sus principales mecanismos de control social a la obsolescencia.  
Abre la puerta para que los pueblos y las comunidades subordinadas  
encuentren cómo recuperar espacios para sus propios proyectos de  
identidad y vida, luego de siglos de supervivencia en contextos his-  
tóricos de exclusión política, discriminación social y marginalización  
económica. Este debilitamiento constituye una verdadera condición  
de posibilidad para consolidar el reconocimiento internacional de la  
discriminación histórica sufrida por los pueblos aborígenes y tras-  
plantados como mano de obra esclava. También, para el paulatino  
abandono de la doctrina hegemónica que desde el liberalismo redu-  
ce los derechos humanos a la dicotomía individuo/Estado. Y, así mis-  
mo, a la apertura política de los ordenamientos jurídicos de América  
Latina a reconocer el pluralismo étnico, cultural y jurídico de sus po-  
bladores, y su corolario: el reconocimiento de los pueblos indígenas  
como sujetos de derecho colectivo, entre ellos, del derecho a la repa-  
ración, a la distintividad y al autodesarrollo.  
En resumen, sin el ecosistema comunicativo tecno-cultural del  
presente sería impensable que el derecho a la reparación pueda con-  
cebirse dentro de los marcos de la justicia diacrónica sobre cuya base  
hoy se exige remediar las injusticias pasadas que subyacen a la discri-  
minación que aún persiste11.  
No obstante, el capitalismo como sistema económico y de control  
social no existe como lo conocemos hoy porque se le reconozca como  
el mejor sistema para ordenar la vida social. Subsiste sencillamente  
Estos procesos de reconocimiento también se han visto favorecidos  
por las dinámicas de descentramiento cultural introducidos por los  
ecosistemas comunicativos tecno-culturales, factores principales en  
la erosión del poder de control social de la escuela y los saberes lo-  
go-céntricos en las sociedades periféricas del presente. Las tecno-  
logías del transporte masivo, la información y la comunicación au-  
diovisual han deslegitimado los dispositivos de control social de la  
información representados por los saberes instituidos en los textos  
escritos y la escuela. Los medios masivos de comunicación y las redes  
sociales estallaron el monopolio de la escuela y de los expertos sobre  
la experiencia social y las formas de procesar y razonar sobre la mis-  
ma. Además, el nuevo entorno cultural, informacional, y educacional  
ha llevado a reorganizar los saberes con base en las redes que hoy  
8
oit. Convenio Núm. 169 de la oit sobre Pueblos Indígenas y Tribales. Declaración de las  
Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas, (edición conmemorativa 25  
años), Lima, oit, 2014, disponible en [https://www.ilo.org/es/media/443541/down-  
load].  
9
Estos marcos normativos sirvieron de vehículo para concluir el tránsito de lo que Manuel  
Martínez denomina un cisma, que permitió la inclusión de los derechos indígenas a nivel  
internacional en dos fases. Una primera tuvo lugar de 1980-1990, con el acuerdo de la expe-  
dición del Convenio 169 de la Organización Internacional de Trabajo y su afianzamiento en  
la escena internacional mediante la consolidación de redes de instituciones y organizaciones  
internacionales; y una segunda fase que inicia durante la década de los 1990 y continúa hasta  
el presente con el apoyo de diversos actores y agentes aliados, en la cual se ha consolidado  
la apelación por las propias comunidades indígenas para materializar tanto el cumplimiento  
de los tratados ratificados como en el diseño y la implementación de políticas. Ver Manuel  
ignacio Martínez espinoza. “Reconocimiento sin implementación. Un balance sobre los de-  
rechos de los pueblos indígenas en América Latina”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas  
y Sociales, año lx, n.° 224, 2015, pp. 251 a 278, disponible en [https://www.researchgate.net/  
10 Barbero. “La educación en el ecosistema comunicativo, cit., pp. 13 y ss.  
11 Ibid., pp. 251 y ss.  
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issn 2346-0377 (en línea) vol. XII, n.º 24, julio-diciembre 2021, Bernardo Pérez S. pp. 7 a 16  
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porque hasta el presente es el sistema que mejor reproduce las condi-  
ciones que necesita para continuar expandiéndose. Por consiguiente,  
a la par con la creciente evidencia del fracaso escolar en el mundo  
periférico, –que se expresa en la implacable deserción escolar y la  
desmoralización sostenida de los educadores–, también se observa la  
propagación exitosa de formas de vida, de saber, de razonar y de pro-  
yectar la propia identidad centradas en la exaltación de la autonomía  
personal, de la fuerza cognitiva individual para resolver problemas,  
de los estilos de liderazgos auto-afirmativos que se encuentran en la  
base de los proyectos meritocráticos, y de la remuneración económica  
extraordinaria que se justifica con base en la iniciativa individual. De  
esta manera, a la vez que la expansión capitalista erosiona la escuela  
y la autoridad experta como mecanismos de control social, también  
lo hace con las convicciones sobre la inmutabilidad e imperecibilidad  
de las formas de vida y los saberes de los mayores, que reside en la  
base de las identidades tradicionales y territoriales de los pueblos y  
comunidades subordinados, recién empoderadas a raíz de fenómeno  
erosivo.  
propios gustos. La permanente búsqueda de aprobación social de la  
identidad así diferenciada, que utiliza las redes de información y co-  
municación, terminan por convertir esta acción transformadora por  
la vía de la auto-realización y expresión individual radical, en proyec-  
tos atomizados y alienantes de culto al consumo compulsivo12.  
Por esta vía, el mundo de los ecosistemas comunicativos tec-  
no-culturales que son, a la vez, experiencia cultural, entorno informa-  
cional y espacio educacional, encamina a los individuos hacia formas  
de vida urdidas con base en fragmentos de tradiciones culturales pro-  
pias, ajenas e hibridas, con las cuales migran por el tiempo al com-  
partir algunas leyendas comunes, a veces como héroes y otras como  
proscritos, pero siempre como inmigrantes sin modelos colectivos de  
futuro. En este contexto, en el cual la escuela con sus condicionamien-  
tos y programas para la formación de identidades pre-establecidas ha  
perdido su capacidad de control social para garantizar las condicio-  
nes necesarias para la expansión continuada del capitalismo, resulta  
improbable que sea instrumentalizada con éxito aun por medio de  
programas interculturales esencialistas y preservacionistas–, para  
salvaguardar las formas de vida y saberes tradicionales de los ma-  
yores en los pueblos y comunidades periféricos y subordinados en el  
orden expansivo del capitalismo.  
IV. Reflexiones finales  
El consumismo compulsivo que dinamiza hoy la expansión capitalis-  
ta, parte de la premisa que la transformación del actual estado insa-  
tisfactorio de cosas, pasa primero por la transformación personal; es  
decir, corresponde a cada cual hacerse responsable de su auto-rea-  
lización personal mediante búsquedas individuales de valores y es-  
tilos de vida personalizados. En este contexto, la transformación se  
hace equivalente a encaminarse hacia una identidad, unos valores y  
estilos de vida diferenciados, que se comparten con algún grupo de  
referencia y pertenencia social, los cuales se exhiben como expre-  
sión compartida del sentido integrador que subyace al grupo. Así, la  
autoexpresión centrada en las propias necesidades del individuo, se  
convierte en el vehículo de conexión con los demás. En el ambiente  
híper-personalizado del mundo tecno-cultural, se refuerza de manera  
permanente el sometimiento del individuo al culto tiránico del propio  
estilo de vida diferenciado con sus respectivos valores y patrones de  
consumo personalizados que en forma sistemática retroalimentan los  
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